Editorial de las Breves de Diciembre – .Termina el 2016 y con él deberían hacerlo también el impuesto al sol, la pobreza energética, el parón en el desarrollo de las renovables y el aumento de emisiones de CO2 en España.
Termina el año con un nuevo gobierno y un nuevo Ministro de Energía que, desgraciadamente y a tenor de sus primeras declaraciones, se plantea más de lo mismo, la continuidad de la herencia de su hermano, que considera óptima. Como si España no estuviera aumentando emisiones, como si no fuéramos el país del mundo que más ha aumentado su consumo de carbón en 2015, como si la luz no fuera tan cara para algunos consumidores que algunos mueren o padecen frío, como si no hubiésemos perdido puestos en todos los ránquines que tienen que ver con la descarbonización y la innovación en renovables…
Este mismo nuevo Gobierno ha ratificado hace unos días el Acuerdo de París y parece que, desde el Ministerio de Medio Ambiente se propone también aprobar una Ley de Cambio Climático pronto, muy pronto. Esperamos que entiendan que no puede haber ley de cambio climático sin transición energética, y que no podremos cumplir Paris si nuestra aportación es más de lo mismo, si se afronta esta legislatura desde la continuidad en el ámbito energético. Las carteras de Medio Ambiente y de Energía deben ser dos frentes desde los que se trabaje una única senda de reducción de emisiones y transformación del sistema energético español.
Como en este país necesitamos marco legal estable, que guíe a la sociedad y economía españolas a medio plazo, esperamos que esta vez sí se tomen en serio la construcción de los consensos necesarios. En la discusión de la Ley de Cambio climático, pedimos que el Gobierno escuche a los diferentes actores para que podamos sacar el mejor partido de las capacidades que tenemos como sociedad. La ley de Cambio Climático y transición energética tiene que ser elaborada con la estrecha participación de todos los sectores y actores sociales desde el Consejo Nacional del Clima y mediante el establecimiento de grupos de trabajo para que estos puedan incluir sus aportaciones.
El diálogo tiene que ser también parlamentario. Es hora de que en el Congreso se generen las mayorías suficientes para ordenar la transición. En las últimas semanas, hemos visto que la negociación entre diferentes fuerzas está dando pasos a cambios en políticas económicas, sociales, educativas. Necesitamos que este nuevo aire llegue a las políticas energéticas para impulsar medidas que desde la gestión de la demanda, incentiven el ahorro y la eficiencia, la transformación del mix energético aumentando el peso de las renovables y pactando la salida de las fuentes más contaminantes e introduzcan las reformas necesarias en el mercado eléctrico, que está en el punto de mira, y con razón, de gran parte de la ciudadanía de este país, que se siente estafada.
Los grupos parlamentarios no deberían tener difícil llegar a propuestas aceptables que pongan las bases de un nuevo modelo energético y productivo sostenibles. Se pueden establecer mayorías en el Parlamento, pero es que además no están solos. Cuentan con la mayoría de los ciudadanos y ciudadanas a su lado: la mayoría de la ciudadanía española está contra el impuesto al sol, les parece intolerable la pobreza energética y consideran que el Gobierno debería hacer más para luchar contra el cambio climático.
Los españoles necesitamos salir de una crisis económica que ha sido devastadora, pero necesitamos hacerlo asegurando que se ponen las bases para un desarrollo económico sostenible. Desde el Parlamento los diferentes grupos parlamentarios tienen la oportunidad de legislar para promover políticas de movilidad y rehabilitación de edificios que podrían generar empleo y transformar sectores contaminantes en sectores de futuro. No deberían perder esta oportunidad y desde la Fundación Renovables vamos a hacer todo lo posible para que no se pierda.
Es hora de enterrar, junto al 2016, el retroceso en política energética de estos años.