La actualización del PNIEC supone un avance, pero necesita apostar por la electrificación y priorizar un cambio de modelo de la demanda de energía
La apuesta por las renovables y la eficiencia debe ser la base de actuación de la política energética, tanto por responsabilidad social como por oportunidad
La emergencia climática es una realidad que debe ser un compromiso ineludible para el próximo gobierno
Madrid. Lunes, 4 de septiembre de 2023. Desde la Fundación Renovables valoramos positivamente el incremento de objetivos de potencia renovable incluidos en la actualización del PNIEC y las intenciones de acelerar la transición energética. No obstante, consideramos que debe hacerse un mayor esfuerzo para priorizar las actuaciones por el lado de la demanda de energía, su electrificación y adaptar el mercado y el funcionamiento del sistema a una oferta 100% renovable.
De las 107 medidas definidas por el PNIEC, muchas de ellas ya incluidas en las hojas de ruta y en los planes de recuperación, pensamos que es conveniente aumentar el grado de concreción, con compromisos numéricos y la disposición de un calendario anualizado hasta 2030 con el desarrollo de estas, creando una oficina de seguimiento y control del PNIEC destinada a esta función.
La actualización del PNIEC, remitido por parte del MITECO a la Comisión a finales de junio, se ha llevado a cabo sin la suficiente participación de los diferentes Grupos de Interés. Es importante incluir más procesos de diálogo y de implicación de todos los agentes y de las organizaciones de la sociedad civil durante el nuevo periodo de trabajo que se abre para su revisión y aprobación por la Comisión Europea.
En la Fundación Renovables hemos analizado la actualización desde dos ángulos diferenciados: los objetivos fijados desde 2021 y la lista de medidas. En el primer punto, y de manera general, en varios apartados del informe (generación electricidad renovable, dependencia energética, apuesta por el hidrógeno, aporte del almacenamiento, erradicación de los combustibles fósiles, actuación sectorial en los diferentes segmentos de demanda, etc.) resulta complejo su análisis y la posterior interpretación de los resultados debido a que no están explicitadas las hipótesis, los inputs y los escenarios de actuación.
Se han incrementado los objetivos y la potencia renovable, pero se ha perdido efectividad en cuanto a la cobertura de la demanda por MW instalado. Por este motivo, arrojan un resultado reducido del incremento del peso de la electricidad en la cobertura de la demanda final de energía, al pasar del 27% al 34%, a pesar de instalarse 47.000 MW más de potencia renovable (principalmente eólica y fotovoltaica). Valoramos que es necesario que los ambiciosos objetivos de potencia instalada estén más ligados a su integración en el sistema y a la evolución de la demanda, apostando por la puesta en marcha de una batería de medidas enfocadas en su gestión e implementación en los diferentes sectores y en las mejoras de la gestionabilidad del sistema eléctrico, principalmente en la adaptación de la demanda y almacenamiento.
El incremento de los objetivos de potencia está sujeto a las incertidumbres de su despliegue, por lo que deberían introducir medidas de aceptación social y de ordenación territorial para favorecer, no solo el diálogo y el consenso, sino, también, la redistribución de la renta originada, con carácter amplio, en las zonas afectadas. La creciente contestación local, los resultados de potencia instalada, principalmente en eólica, en los dos años en los que ha estado en vigor el PNIEC, y la reducción de las expectativas de precio del mercado eléctrico mayorista, introducen un marco sobre el que debemos avanzar de forma abierta y clara para alcanzar los objetivos del 2030 y para lograr que las renovables sean el 100% de la oferta de energía.
Los resultados de producción media por MW instalado de las diferentes tecnologías reflejan que las renovables no se integran, como la base de la oferta eléctrica, de forma eficiente y que las medidas de incremento y gestión de la demanda o de almacenamiento no cumplen con el papel que tienen asignado en el PNIEC. Que en 2030 la eólica tenga una producción media de 1.787 HEN (horas equivalentes netas), la fotovoltaica de 1.372 HEN o la termosolar de 1.991 HEN, aunque en este cálculo se hubiera considerado el 9,3% de vertidos o puedan haberse incluido plantas para la producción de hidrógeno no conectadas a la red, exige que analicemos la configuración y el funcionamiento del sistema eléctrico y su adaptación para que no se produzca una sobre instalación de potencia y, por lo tanto, una infrautilización de las infraestructuras ante las dudas sobre su gestionabilidad.
Por otro lado, valoramos que es necesario profundizar en el desarrollo concreto del marco para la repotenciación de la eólica (con una potencia de 15.000 MW, según nuestros escenarios), el fomento específico de la hibridación, la apuesta real por el autoconsumo y la generación distribuida y la obligación de que todas las centrales termosolares tengan almacenamiento. Son iniciativas en las que consideramos que no se ha alcanzado un desarrollo deseable y necesitan un marco de compromisos y de acompañamiento explícitos.
La escasa electrificación, pasamos del 27% al 34%, y la poca eficiencia del aumento de la oferta de energías renovables provocan que los objetivos de descarbonización total (del 23% al 32%) se incrementen, pero seguimos sin estar en línea con el compromiso adquirido por la Comisión Europea del 55% en base al consenso científico. Además, respecto al 48% de objetivo renovable, seguimos apostando a que 20,46 puntos porcentuales sean cubiertos por aprovechamiento térmico de fuentes renovables sin que se refleje cómo y con qué tecnologías se va a conseguir.
Desde la Fundación Renovables, siguiendo las premisas de los planes de los diferentes organismos internacionales, apostamos por alcanzar unos objetivos específicos de electrificación del 50% de cobertura de la demanda en 2030 y de penetración de las renovables en la generación eléctrica con al menos un 90%.
En esta dirección, pensamos que el plan de despliegue del almacenamiento y de la gestión de la demanda es crucial para la integración técnica y económica de las renovables, plan que debería recogerse en el PNIEC, no solo incrementando la capacidad de 20 GW de almacenamiento a 22 GW, sino, también, incluyendo una planificación, con compromisos, sobre la evolución de su puesta en operación y el papel que deben jugar los diferentes agentes. Así mismo, es necesaria una mayor gestionabilidad y almacenamiento aguas abajo del contador a través del autoconsumo, el vehículo eléctrico y la gestión de la demanda.
El desarrollo del hidrógeno como vector energético, a pesar del mantenimiento del criterio de prioridad incluido en la sustitución del origen fósil de la demanda de hidrogeno actual, se sigue basando en el H2Med, iniciativa que consideramos inviable y que presionará y pondrá en riesgo el desarrollo de la nueva potencia renovable.
El plan propuesto va a suponer una reducción de la dependencia energética del 61% al 51%. Hemos analizado los resultados de esta reducción y consideramos que es necesario aclarar el calendario temporal real del cierre de las centrales nucleares, porque las cifras de energía no están acorde con el calendario de cierre del parque nuclear acordado.
Por el lado de la demanda, aunque se han producido pequeñas variaciones numéricas, no se ha reforzado el plan de medidas ni se han introducido cambios en su desarrollo, manteniendo los procedimientos que, se ha demostrado, no han sido todo lo efectivos que la situación y los compromisos asumidos exigía, principalmente en el despliegue del vehículo eléctrico y de los sistemas de recarga sectorizados y en la rehabilitación, cuyos objetivos crecen de 5 millones a 5,5 en vehículos eléctricos en circulación y de 1,2 millones a 1,377 de viviendas rehabilitadas. Creemos que toda la capacidad del Estado debe estar más presente en sus actuaciones como inversor, prestador de servicios, legislador, controlador del cumplimiento de planes y normas y canalizador de ayudas para que los cambios en la demanda de energía se produzcan y el consumidor sea realmente un agente activo del sistema eléctrico.
Por último, en la Fundación Renovables consideramos que, de manera prioritaria, en el propio plan se debe asumir el compromiso de las reformas legales necesarias para que la política energética sea una realidad y esté más cerca del consumidor de lo que está actualmente (Ley del Sector Eléctrico, de la fiscalidad, de ordenación del territorio…). La presencia y la intervención pública es la mayor garantía para alcanzar los logros establecidos en el PNIEC.
En definitiva, el PNIEC, como marco de nuestra apuesta para 2030, debe profundizar en mayores compromisos y dejar plasmada la evolución pormenorizada de magnitudes, para que nuestra apuesta por la descarbonización pueda ser evaluada mediante procesos de control y de transparencia, permitiendo corregir y adoptar los cambios necesarios en el caso de que los objetivos no se cumplan. El PNIEC no es solo la proyección de una voluntad política, con la que estamos de acuerdo, sino que debe ser la expresión y el compromiso para acelerar la lucha contra el cambio climático.
Acerca de Fundación Renovables
Think tank independiente, fundado en 2010 por profesionales con larga trayectoria en el sector que ha crecido sumando al proyecto a muchos ciudadanos y ciudadanas que quieren ser parte del cambio, a investigadores, activistas, profesionales de la energía, políticos, consumidores, etc. Todas y todos comprometidos con la transformación. Trabaja para paliar el déficit de información sobre energía y actúa como interlocutor en el debate energético, asesora a organismos públicos y grupos políticos, elabora informes y proyectos de investigación y organiza jornadas, seminarios y talleres de participación ciudadana.
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