El desarrollo de e-queroseno o hidrógeno verde para aviación son una alternativa de futuro con un gran potencial para la descarbonización de la aviación.
La Unión Europea debe apostar por estrategias a largo plazo y dejar de lado las inversiones cortoplacistas que impedirán cumplir con los objetivos climáticos adquiridos para el sector.
Madrid, 16 de septiembre de 2025. La Fundación Renovables publica este martes, con motivo de la Semana de la Movilidad Sostenible, un informe elaborado por la consultora Fathom que analiza las limitaciones de los llamados combustibles de aviación sostenible (SAF) y presenta alternativas con mayor potencial de futuro para la descarbonización del sector. Entre estas alternativas destacan los e-SAF (e-queroseno) y los aviones de cero emisiones basados en hidrógeno verde.
El estudio muestra que los SAF basados en residuos biológicos, como aceites de cocina usados o desechos orgánicos, son una solución con recorrido muy limitado. Aunque en la actualidad resultan asequibles, su disponibilidad se agota rápidamente y, a partir de una penetración de mercado del 15%, los costes se disparan debido a la escasez de materias primas. Se trata, por tanto, de una vía que difícilmente permitirá descarbonizar la aviación europea a gran escala, por mucho que constituya hoy el eje principal de la política comunitaria.
En contraste, el informe señala el papel estratégico que pueden desempeñar los e-SAF y los aviones de cero emisiones basados en hidrógeno verde. Los e-SAF son más caros en su fase inicial y dependen de electricidad renovable abundante y de CO₂ capturado, pero a diferencia de los SAF de residuos ofrecen un potencial de escalabilidad mucho mayor. El hidrógeno verde aplicado a la aviación, por su parte, presenta mayores dificultades técnicas, pero podría convertirse en la opción más barata y escalable a largo plazo, con beneficios económicos y estratégicos que van más allá del sector aéreo y que podrían ayudar a Europa a reforzar su competitividad internacional.
La investigación subraya que ninguna de estas tecnologías es inmediata y que la transición deberá organizarse por fases. Los vuelos de batería eléctrica deberían priorizarse en rutas cortas por su mayor eficiencia energética, mientras que los aviones propulsados por hidrógeno podrán empezar a operar en trayectos de hasta 2.000 kilómetros antes de extenderse a distancias más largas. Mientras tanto, los e-SAF tendrán un papel necesario en los vuelos de largo recorrido, hasta que la tecnología y la infraestructura del hidrógeno estén preparadas para cubrir esas rutas.
El informe advierte de que centrar los esfuerzos en soluciones de corto alcance como los SAF de residuos, sin apostar de forma decidida por alternativas más escalables, no solo encarecería la transición, sino que retrasaría los plazos de descarbonización. Europa corre así el riesgo de repetir los errores cometidos en sectores estratégicos para la movilidad terrestre como el de las baterías o los coches eléctricos, donde la falta de visión estratégica permitió que otros países, como China, tomaran la delantera.
Apostar por el desarrollo de hidrógeno verde y e-SAF, y por las infraestructuras necesarias para su despliegue, no solo dejará beneficios climáticos sino también económicos y estratégicos. El contexto internacional demuestra que aún no hay una potencia que domine el desarrollo tecnológico en este ámbito, lo que constituye una oportunidad para que Europa lidere la transición energética de la aviación. Se trata de una apuesta que reforzaría la posición de grandes países industriales como Francia, pero también de economías más pequeñas con un alto grado de tráfico aéreo per cápita, como Malta, y que permitiría a España aprovechar al máximo su capacidad para generar electricidad renovable destinada a la producción de hidrógeno verde.