Editorial de Las Breves de Diciembre de la Fundación Renovables.- El Acuerdo de París que se alcanzaba in extremis al concluir la COP21 debe suponer, pese a sus carencias que no cabe obviar, un punto de inflexión en la lucha contra el cambio climático. No se ha puesto fecha de caducidad, como hubiera sido deseable, al uso de los combustibles fósiles pero sí se ha enviado una señal clara de que la cuenta atrás ha comenzado. La descarbonización del sistema energético y por tanto de la economía que propugnamos desde la Fundación Renovables está ya en la agenda –con más o menos convicción– de todos los Gobiernos y sobre todo de los inversores.
Las vías de escape que el Acuerdo deja abiertas para los países más reticentes a enfrentarse al reto que tiene planteado la Humanidad no deben impedirnos ver el alcance de un acuerdo global que ratificarán casi doscientos países el próximo 22 de abril.
Pero la principal lección de esta Cumbre para nosotros es que ciudadanos, entidades sociales, empresas, en definitiva, el conjunto de la sociedad, debemos intensificar nuestra movilización para presionar a los gobiernos con el objetivo de que vayan más deprisa en la tarea de mitigar, detener y combatir el cambio climático.
Esa es la tarea, como la de tantas otras entidades y movimientos sociales, de la Fundación Renovables: acelerar el cambio de modelo energético para reducir el calentamiento global con la ventaja de que al mismo tiempo lograremos una sociedad más sostenible, justa y democrática.
20D: la hora de las políticas
Respecto a las elecciones generales celebradas ayer en nuestro país solo cabe afirmar que ante la incertidumbre sobre las posibles mayorías, pactos o acuerdos que pueden llevarse a cabo, sí existe un ámbito de encuentro de la mayor parte de las fuerzas políticas: la necesidad de dar un giro de 180 grados a la política energética.
Durante toda la legislatura anterior y especialmente durante la campaña se ha puesto de manifiesto la soledad del Partido Popular en su regresión normativa de la energía. Es hora de la Política con mayúsculas, sí, pero también es hora de las políticas y la energética ofrece un denominador común como punto de partida.
