Desde la Fundación Renovables siempre hemos subrayado que son los ayuntamientos los que están asumiendo la tarea de actuar para convertir a las ciudades que gobiernan en motores de la transición energética. Ahora, tras las elecciones municipales, es el momento de apoyarles para que su esfuerzo tome un mayor impulso. Para que puedan adoptar un papel superior al que tienen y erigirse en agentes principales del cambio es fundamental que se cambie y adapte la Ley Reguladora de las Bases del Régimen Local.
El entorno urbano requiere actuación urgente e impedir que las ciudades se conviertan en sumideros energéticos. La repercusión en la salud del aire que respiramos es una de las peores consecuencias del uso insostenible de la energía. Emergencia y unión de acción deben ser los principios fundamentales que han de guiar la acción para conseguir con decisión luchar por una aire más limpio y una mayor habitabilidad del entorno urbano.
Además, la buena planificación y gestión urbanas son imprescindibles para el fomento de sociedades más sostenibles, considerando como ejes prioritarios el acceso a la vivienda, a las infraestructuras urbanas y a los servicios básicos, la renovación urbana y la mejora y revitalización de los barrios. El barrio es una pieza clave de este cambio y la implicación de los vecinos fundamental.
Esperemos que ir a favor del progreso no tenga ideología.