Alargar la vida de las heridas centrales de carbón
Los acuerdos de la gran coalición incluyen mecanismos para, antes de Pascua de 2014, modificar la ley de energías renovables. El objetivo “garantizar los derechos adquiridos” por las viejas centrales de carbón y gas, asegurarles su rentabilidad mientras crece la miseria para estas empresas. El culpable está claro: el desarrollo de las energías renovables, inesperado para quienes habían marginado los mercados de futuro que son las energías renovables. ¿No se habían dado cuenta de la política climática y energética llena de oportunidades?
La CDU logró que a partir de 2015 se les garantice la rentabilidad con un sistema de pagos a las centrales de gas y carbón paradas. No parece la forma más inteligente de utilizar recursos financieros, tapar agujeros económicos en plantas de generación de carbón sin futuro. “La revolución energética segura y asequible” es la mejor forma de parar esto, aumentando el coste de capital. Se estima que las plantas moribundas podrían absorber 3.100 millones de euros, según el Instituto de Economía Alemán (DIW). A los grandes productores de energías renovables se les exigirá garantizar una porción de “carga de base” de su alimentación a fin de “garantizar la seguridad del suministro” –subsidiando el carbón y el gas. El acuerdo dice: ”las plantas de energía convencional (carbón y gas) como parte del mix energético son indispensables para el futuro previsible”. Hannelore Kraft ni siquiera oculta las reuniones fluidas con los grandes consorcios energéticos; tendrá que explicar exactamente qué intereses representa cuando uno de los representantes de E.ON y RWE dijo, en broma, “la Señora Kraft está haciendo nuestro trabajo”.
Se estima que las plantas moribundas podrían absorber 3.100 millones de euros, según el Instituto de Economía Alemán (DIW)»
No está claro que antes de Navidad pueda formarse gobierno. Para ser una victoria arrolladora de Angela Merkel, como se dijo el 22 de septiembre, las negociaciones están siendo duras; 12 grupos de trabajo, con casi 100 expertos, en medio el SPD, dos congresos y uno extraordinario. Ahora sabemos el resultado.
La trampa de la estrategia
El Banco de Crédito Suizo señala cómo las energéticas se enfrentan a la “trampa de la estrategia”. El enemigo de las grandes energéticas no son las renovables, son ellas mismas. Se negaron a entrar, a pesar de los privilegios que les ofrecieron, en mercados de futuro como son las energías renovables. Prefirieron aferrarse al poder del mercado, que permitía poner obstáculos al desarrollo de estas tecnologías. Sus ventas están cayendo, expulsadas del mercado con la entrada de las energías renovables. Aún poniendo freno a la transición energética se calcula que en los próximos años el precio del MW caerá en 10 euros. Basta con que finalicen la construcción de las infraestructuras para conectar la eólica marina en el Mar del norte.
Las grandes energéticas prefirieron aferrarse al poder del mercado, que permitía poner obstáculos al desarrollo de estas tecnologías limpias. Ahora sus ventas están cayendo, expulsadas del mercado con la entrada de las energías renovables.
Peter Terium, presidente de RWE, declaraba que los beneficios no dan para pagar intereses de sus deudas. En 2012 RWE le nombraba para darle un golpe de timón a la compañía: una estrategia de “anticipación” para convertir RWE en más verde, más descentralizada, más innovadora. Pero la incompetencia de Jürgen Grossmann la llevó al borde del precipicio; repartía de forma alegre generosos dividendos entre accionistas. Su deuda supera el 250% de su capital. Está en un callejón sin salida; a la vez ha de reducir deuda e invertir en los nuevos mercados de renovables. La gestión suicida de su antecesor, Jürgen Grossmann, hace que decenas de plantas de gas y carbón estén cerradas. La lista puede aumentar. Granz Weiler, la mina más grande del mundo, podría ser superflua. Caen los beneficios un 40% en su negocio principal, vender electricidad.
RWE ha invertido en renovables sin demasiada suerte. La solar termoeléctrica, en Andasol 2 (Aldiere – Andalucía) se enfrenta a la reforma energética de José Manuel Soria. Los 4.000 millones de euros en eólica marina en Reino Unido se evaporan tras una tormenta política provocada por declaraciones de David Cameron: quiere deshacerse de la “basura verde” en las facturas eléctricas. El resultado es que S&P calificó en 2009 el acceso a crédito de RWE de A+ y en 2013 pasó a BBB y Moody’s calificó sus activos en 2009 de A1, por debajo de Baa1. ¿Pueden enormes subsidios y privilegios ser la apuesta para hacer más competitiva la economía alemana? Se aprueba dar una tregua para que no se hundan los grandes consorcios energéticos.
¿Quién pagará el desmantelamiento de las centrales nucleares?
El deterioro de negocio de las energéticas convencionales, propietarias de las centrales nucleares, hace que sea incierta su capacidad de asumir el desmantelamiento de estas centrales. En el borrador de coalición se contemplaba que, ante el rápido deterioro de los activos de las energéticas, fueran obligadas a entregar a un fondo público las provisiones para el desmantelamiento de las nucleares: 35.000 millones de euros. Los Verdes propusieron hace un año una ley para que un seguro garantizara el riesgo de insolvencia financiera y evitar, de este modo, que los contribuyentes pagasen el coste de desmantelar las nucleares.
Nada de esto aparece en un acuerdo que dice “esperamos de los operadores de las plantas de energía nuclear su participación en la revolución energética y que asuman su responsabilidad para el cese, de forma ordenada, del uso de la energía nuclear”. Las inversiones en renovables las realizan los ciudadanos ya que 45% está en manos de inversores particulares o pequeñas cooperativas locales.
Los consumidores hemos financiando, en el coste de gestión de residuos y desmantelamiento de las centrales nucleares, inversiones equivocadas de las grandes energéticas. Ahora para evitar que entren en quiebra se les pide que sean responsables en el cierre ordenado de las nucleares. Podría ocurrir que ante la caída de ingresos de su negocio tradicional se declarasen en quiebra y que los consumidores tuviesen que costear con miles de millones el coste del cierre de las nucleares.
Un detalle. En 2016 se incrementarían un 30% los impuestos a las nucleares. E.ON dijo que de aplicarse en este momento entraría en insolvencia. Para el SPD el cierre podría adelantarse a antes del 2017, cinco años antes de lo previsto.
¿Funcionará el freno a las renovables de la coalición?
Michael Müller presidente de Amigos de la Tierra calificó de “gran freno de la transición energética” el acuerdo de gobierno entre el SPD y CDU. Tampoco gusta en el SPD: Grosse Energiewendebremsen (gran freno a la transición energética) es como lo califica el SPD de Eimsbüttel-Nord, distrito de Hamburg.
Ya antes, Michel Siede, diputado de este distrito, con Dietricht Lemke y otros tres diputados más del SPD, hicieron pública una carta a la dirección. Recordaban el programa del SPD, incluían unas palabras de su candidato Peer Steinbrück: “la transición energética es el reto mayor de Alemania desde su unificación”. Denunciaban que con el borrador regresamos a la vieja terminología de “carga de base” (con la que opera la energía nuclear). Pedían substituir esta vieja jerga por nuevos conceptos vinculados a las renovables: “potencia flexible”, el desarrollo de mercados de «volúmenes de potencial»…. (informe).
El SPD sigue sin resolver su crisis interna. Los expertos que negociaron la política energética tenían planteamientos contrapuestos; por un lado, Hannelore Kraft, presidenta de NRW, defensora del carbón, por otro, Nina Scheer, diputada de Berlín hija de Hermann Scheer, el padre de la ley de renovables copiada en un centenar de países. Un choque entre quien defiende el renacimiento del carbón y los que proponen una rápida transición energética. Se proponen construir con miles de millones cables cuando pueden ser superfluos si se va hacia un modelo de generación descentralizado.
Michel Siede consideraba poco ambiciosos los objetivos en renovables: 45% para 2020 y 75% para 2030. El acuerdo final de la gran coalición es mucho peor: un 45% en 2025 y 55% en 2030. El objetivo de la CDU y FPD es más ambicioso, un 35% en 2020. Con una instalación del 2% anual, en 2013 se habría logrado el 40%. Si el objetivo de Angela Merkel era del 1,65% de renovables anual, se habría superado. La gran coalición lo frena en un 1,25% anual hasta 2030.
¿Quién decide? Gran coalición de los lobby
Amigos de la Tierra ironiza el lema del SPD “nosotros decidimos”, ¿al final quién decidió? Las grandes reformas de las renovables se aplazan. La política se ha vuelto defensiva, no molesta la sobriedad pragmática sino ese temor a abordar los problemas. La cuestión crucial sigue sin respuesta; ¿cuál será el marco regulatorio a largo plazo? Regresa la política de pequeños pasos. Retrasará que las compañías establezcan estrategias mirando al futuro; la consecuencia será oportunidades pérdidas, costes mayores y, sobretodo, frustraciones.
Se involucra a los ciudadanos en la expansión de las redes; proponen regular la seguridad jurídica de las redes municipalizadas. Aunque el SPD tiene donde gobierna leyes de cambio climático, abandonó esta idea para la coalición. Las críticas llegan de la CSU, contraria a la eólica terrestre. Ahora Josef Göppel critica que amenaza con estancarse en el sur de Alemania. La eólica marina es la sacrificada. El coste de la eólica en tierra es una quinta parte del de la eólica marina. Los objetivos de 10.000 MW para 2020 se quedan en la mitad; para 2030 es espera alcanzar los 15.000 MW, unos 400 MW anuales. La fotovoltaica al alcanzar los 53 GW dejará de tener ayudas, pero su expansión seguirá integrada en edificios.
El 30 noviembre está convocada una gran manifestación en Berlín a favor de las energías renovables. El SPD no debería olvidar la lección aprendida por Angela Merkel tras Fukushima: la política que obedece a los grupos de presión y no escucha la voluntad popular no tiene futuro. La consulta al medio millón de militantes por la gran coalición, puede convertirse en un plebiscito sobre el gran freno a las energías renovables. El abismo entre el programa del congreso del SPD, el 27 de septiembre, y lo que se vota es demasiado grande para que no haya sorpresas el 14 de diciembre.