Responsable: Alejandro Tena comunicacion@fundacionrenovables.org alejandro.tena@fundacionrenovables.org
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Actualmente es claro el consenso general sobre la necesidad de ese cambio de modelo, por lo que el objetivo fundamental ahora es acelerar la transición energética para conseguir el 100% renovables.
La Fundación la componen personas independientes de todo tipo de entidades y organismos. Durante este tiempo ha conseguido ser uno de los referentes en el escenario energético nacional a través de sus trabajos como expertos en autosuficiencia, descarbonización y transición ecológica.
Entre las actividades que realiza destacan: el desarrollo de estudios sobre el sector energético; asesoría técnica y estratégica a municipios y empresas; organización y participación en actividades divulgativas y de sensibilización como notas de prensa, foros, actos, cursos, jornadas y debates, etc.
Los fines de interés general de la Fundación, inspirados en la búsqueda de la sostenibilidad en su más amplio concepto, están enmarcados en todas las actividades que realiza relacionadas con la consecución de los siguientes objetivos:
Contribuir a la aceleración del cambio de modelo energético hacia uno sostenible a través del desarrollo de las energías renovables y la racionalización del consumo y del uso de la energía.
Cooperar para reducir las emisiones en actividades relacionadas con la extracción, la producción, la transformación, la distribución, el transporte y la utilización de la energía.
Aportar a la generación de valor añadido de la implantación de las energías renovables para el conjunto de la sociedad como con la creación de tejido industrial y empleo y el impulso de la I+D+i.
Promover iniciativas e impulsar políticas de apoyo que permitan superar las barreras hoy existentes para el desarrollo de las energías renovables.
Desarrollar actividades e iniciativas para divulgar, en particular, las características y los beneficios de las energías renovables y, en general, los de un modelo energético racional, sostenible y descarbonizado.
Introducir el conocimiento, a todos los niveles, en el ámbito educacional y cultural de las ventajas de la utilización de las energías renovables frente a otros modelos y fuentes de energía.
La energía es un bien básico, universal, limitado y costoso, con un impacto directo en la calidad de vida, el medio ambiente y la supervivencia del planeta. El acceso a la energía determina el futuro de los países y sus relaciones de competencia económica y tecnológica.
El interés de una sociedad racional es consumir el mínimo de energía posible para conseguir la máxima satisfacción sus necesidades básicas y la energía supone siempre un coste económico y un factor de generación de impacto ambiental.
El modelo energético basado en el uso masivo de los combustibles fósiles y la energía nuclear está produciendo daños irreparables al medioambiente, no es sostenible, va acompañado de riesgos y catástrofes inevitables y conlleva un encarecimiento progresivo de las tecnologías convencionales.
Las crisis de la economía mundial en las próximas décadas van a ser de suministro energético y los impactos económicos y sociales derivados del cambio climático. Anticiparse a estas futuras crisis debe ser la prioridad de cualquier gobierno.
Una economía menos dependiente de los combustibles fósiles, sin emisiones de CO2, con un uso más eficiente de la energía y con más renovables es la vía para acelerar el avance hacia un nuevo modelo energético sostenible.
Las fuentes renovables han de entenderse en un marco de estrategia energética a largo plazo en el que la solidaridad intergeneracional obliga a no derivar los problemas de seguridad de suministro, de contaminación ambiental, de residuos radiactivos y riesgos nucleares a las futuras generaciones.
Las energías renovables son la tecnología más eficaz para reducir la dependencia energética y las emisiones de CO2 y mejorar la intensidad energética. Todas las mejoras observadas en los últimos años en estos tres ratios se han debido al crecimiento de la cuota de renovables en el sistema energético.
Las energías renovables tienen un impacto socioeconómico positivo tanto en la renta nacional, por reducir las importaciones de gas y petróleo y por su creciente aportación al PIB, como en la renta disponible de todos los consumidores; generan actividad económica y empleo; contribuyen al desarrollo de una industria nacional y una tecnología propias cuya maduración es rápida.
En un escenario de internalización de los costes de todas las fuentes de energía, las renovables hoy son plenamente competitivas. El ahorro de energía y el desarrollo de las renovables conllevarán una mayor innovación tecnológica en el aparato productivo de la economía y en todos los sectores de actividad, reduciendo los costes energéticos y convirtiéndose en un factor de competitividad.
Este nuevo modelo de planificación energética debe ser un compendio entre una oferta basada en energías renovables y la incorporación de criterios de uso racional de una demanda flexible. La gestión proactiva de la demanda debe ser el eje principal de la incorporación de las energías renovables.
Las renovables constituyen el principal instrumento de cambio de patrón de nuestra economía y su integración en el urbanismo, la edificación y el transporte las convierten en un elemento habitual y cotidiano en la actividad diaria. Una nueva cultura de la energía va a emerger en ese escenario urbano en el que todas las tecnologías renovables son necesarias y complementarias para conseguir los objetivos de edificios de consumo de energía casi nulo, niveles óptimos de rentabilidad con eficiencia energética, cero emisiones, sistemas urbanos de calefacción y refrigeración y el suministro de la energía de todo el transporte con renovables.
Las renovables son la única fuente de energía que, por su carácter autóctono e inagotable y su disponibilidad a coste cero en la naturaleza, puede garantizar el suministro a todos los ciudadanos del mundo que hoy no tienen acceso a la energía y a todos los que en el futuro no podrán soportar los incalculables costes de la dependencia de los combustibles fósiles. En este escenario habrá que garantizar un nuevo derecho de la ciudadanía: el derecho de acceso a las fuentes renovables de energía.