Un nuevo informe revela la alta dependencia española del gas ruso y estadounidense, con importaciones que han aumentado sustancialmente a partir de 2019, con grandes impactos medioambientales y humanos en los territorios de extracción.
España mantiene infrautilizadas la mayoría de sus regasificadoras. Empresas como Enagás concentran un poder desproporcionado en el sector.
Madrid, 5 de junio de 2025.- La agrupación Gas No es Solución, que reúne a más de 20 organizaciones, incluida la Fundación Renovables, presenta su ‘Anuario del gas fósil en el Estado español 2023-2024’, un exhaustivo análisis que desmonta el mito del gas como energía “verde” y revela la realidad de un sector que perpetúa la dependencia de los combustibles fósiles.
El informe subraya que el mal llamado “gas natural” es un combustible fósil que conlleva graves riesgos para la salud y el medio ambiente, agravando la crisis climática. “No solo contamina cuando se quema, sino también por las fugas de metano que se producen a lo largo de su cadena de producción”, explican las autoras. El metano es un gas de efecto invernadero hasta 86 veces más dañino que el dióxido de carbono en un periodo de 20 años.
Los datos son contundentes: desde 2005, la extracción de gas fósil en España nunca ha superado el 0,5% del consumo total, situándose normalmente por debajo del 0,2%. El podio de exportadores a España en 2024 lo encabezan Argelia, Rusia, Estados Unidos y Nigeria, lo que añade “mucha vulnerabilidad energética” al sistema.
Un dato especialmente preocupante es que, desde 2019, España consume más gas licuado (GNL) que gas que llega por gasoductos (GN), indicando un cambio hacia proveedores más lejanos y volátiles, incluyendo regímenes autocráticos.
El informe revela que cinco de las siete regasificadoras españolas tienen ratios de utilización menores al 40% en 2024. Destacan los casos de Barcelona (12%), El Musel (14%), Cartagena (18%), Sagunto (21%) y Huelva (23%), lo que “choca con la puesta en marcha de El Musel en 2023, se aumenta la capacidad de un sistema que ya está sobredimensionado”.
En el ámbito eléctrico, los ciclos combinados de gas representaron el 52,6% de las emisiones de CO₂ equivalente en 2024, sumando más de 14 millones de toneladas. Si se incluyen otras tecnologías gasistas, el gas fósil supone aproximadamente el 60% de las emisiones del sistema eléctrico.
El documento analiza la estructura del sector gasista español, dominado por grandes corporaciones como Enagás, Naturgy, Endesa, Iberdrola y Repsol, entre otras. Especialmente preocupante es el caso de Enagás, que concentra un doble papel como transportista y único Gestor Técnico del Sistema gasista, generando conflictos de interés que preocupan a la CNMC (Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia).
El informe dedica un capítulo especial al apagón generalizado ocurrido el 28 de abril de 2025, cuando el sistema eléctrico registró por primera vez un “cero energético”. Los autores advierten contra las “conclusiones precipitadas” que buscan justificar un retroceso hacia combustibles fósiles, defendiendo que “la verdadera seguridad energética debería estar ligada a la reducción del consumo, la eficiencia energética y la producción mediante energías renovables”.
Entre 2022 y 2024, se contabilizaron 1.194 fugas del sector de combustibles fósiles en países exportadores a España, principalmente Estados Unidos y Argelia. En la península ibérica se detectaron 29 fugas adicionales, estimándose emisiones de unas 212 toneladas de metano concentradas alrededor de grandes núcleos urbanos.