Tras la aprobación ayer por mayoría de una iniciativa instando a prohibir el ‘fracking’
La hoja de ruta debe marcar el fin del uso de la energía nuclear y del carbón antes del 2025, así como de la importación de gas procedente del ‘fracking’
Madrid, 30 de marzo de 2016.- La Fundación Renovables felicita al Congreso por la aprobación, ayer en la Comisión de Industria, Energía y Turismo de esta cámara, de una iniciativa parlamentaria instando al Gobierno a la prohibición de la técnica de la fracturación hidráulica (fracking), e insta a los grupos parlamentarios a dar urgentemente nuevos pasos para acordar el fin del uso de todos los combustibles fósiles y la energía nuclear y alcanzar un escenario energético eficiente y 100% renovable en el 2050.
“Animamos a los grupos parlamentarios a aprobar urgentemente nuevas iniciativas instando al Gobierno a cerrar las centrales de carbón y las centrales nucleares, de forma progresiva pero urgente, antes de 2025”, ha manifestado Domingo Jiménez Beltrán, Presidente de la Fundación Renovables.
En coherencia con la iniciativa a favor de la prohibición del fracking en España aprobada ayer, la Fundación Renovables insta al Congreso a acordar la prohibición de la importación de gas natural procedente del fracking, ya que las emisiones de metano lo hacen equivalente a apostar por el carbón y porque la política energética debe ser consecuente y solidariamente global.
La apuesta decidida, por un lado, por la sostenibilidad y por las energías renovables y, por otro, las muy negativas consecuencias medioambientales de las energías no renovables, convierte en un completo sin sentido el permitir nuevas prospecciones para extracción de combustibles fósiles así como la explotación de yacimientos, sean mediante procedimientos convencionales o por, las aún más peligrosas, nuevas tecnologías del fraccionamiento hidráulico y la perforación en el mar en aguas profundas.
Para la Fundación Renovables, el objetivo de la descarbonización de nuestro sistema energético es ineludible y su expresión más clara es el cierre urgente de las centrales de carbón y el abandono de la minería, para lo que debería concretarse en 2016 un plan de cierre progresivo de las centrales térmicas de carbón en España que en todo caso se debería producir antes de 2025. El cierre de la minería debe ir acompañado de planes de “transición justa”, como ha validado la Organización Internacional del Trabajo.
Con respecto al gas, la Fundación Renovables reitera su utilización exclusivamente en el periodo transitorio hacia un escenario 100% basado en energías renovables, con un cometido de favorecer la gestionabilidad del sistema en ese lapso de tiempo y nunca con la consideración de combustible directo. Todo ello sin desvirtuar el papel del gas “renovable” (de gasificación de biomasa o generado con electricidad de fuentes renovables, hidrogeno y gas de síntesis).
“Debido a que son la causa principal del calentamiento global del planeta y el cambio climático, amén de otros muchos problemas medioambientales como las mareas negras, la lluvia ácida, etc., debemos dejar de considerar a los combustibles fósiles como fuentes de energía y pasar a su prohibición progresiva pero absoluta”, ha afirmado Carlos Bravo, Gerente de la Fundación Renovables.
La propuesta energética de la Fundación Renovables plantea también el cierre programado de todas las centrales nucleares por considerarlas insostenibles y muy peligrosas y considera que este cierre debe producirse en el momento que finalice la licencia de operación de la que disponen en la actualidad y la última de las cuales expira en 2024.
La técnica de la fracturación hidráulica o fracking, por la que la industria del petróleo y el gas ha apostado agresivamente en los últimos años, consiste en romper la roca del subsuelo de esquisto y liberar el gas y el petróleo en ellas retenido. Pero el proceso implica la producción de enormes cantidades de aguas residuales, fuertemente cargadas de productos químicos tóxicos, de las que la industria se deshace mediante su inyección subterránea. Esto ha provocado el incremento de la sismicidad inducida en los terrenos donde se ha practicado el Fracking, un hecho innegable y reconocido por el Servicio Geológico de los Estados Unidos (USGS).
El USGS publicó el pasado lunes por primera vez un mapa de riesgo sísmico que incluye la ocurrencia de terremotos tanto naturales como inducidos. Según el USGS unos 7 millones de personas de EE.UU. viven en lugares vulnerables a estos terremotos provocados por sismicidad inducida. La lista de lugares con mayor riesgo de terremotos artificiales incluye Oklahoma, Kansas, Texas, Arkansas, Colorado, Nuevo México, Ohio y Alabama. La mayoría de estos terremotos son relativamente pequeños, del orden de magnitud 3, pero algunos han sido más potentes, incluyendo un terremoto de magnitud 5.6 en 2011 en Oklahoma que estaba claramente vinculado a la inyección de aguas residuales por el fracking. En este Estado del centro-sur de EE.UU., por ejemplo, la tasa natural de terremotos es sólo de uno o dos al año, pero ha habido cientos de sismos desde que comenzó la fractura hidráulica y la perforación horizontal, con la inyección asociada de aguas residuales, y en la última década los terremotos han sido constantes.