La Fundación Renovables considera el hidrógeno renovable como un complemento a la electrificación de la demanda de energía

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El hidrógeno renovable debe ser complementario para la descarbonización de los procesos y usos en los que no exista la posibilidad de la electrificación directa o indirecta

Es preciso generarlo en los puntos próximos al consumo, evitando su ineficiente transporte y el blending en la red de gas

Convertir a España en un exportador de hidrógeno es un error al perpetuar un modelo centralizado y no apostar por la generación distribuida

 

Madrid. Miércoles, 6 de octubre de 2021. La Fundación Renovables ha elaborado un nuevo documento de análisis titulado “El papel del hidrógeno en la transición energética. Análisis y posicionamiento” en el que profundiza en la función que debe cumplir el hidrógeno como vector energético complementario a la electrificación de la demanda final de energía.

Dejando claro que el único hidrógeno sostenible es el generado a través de la electrólisis del agua con electricidad 100% renovable, el documento destaca que su producción debe realizarse en los puntos lo más próximos posible a su consumo. Es necesario evitar su inyección a la red de gas (blending) para evitar seguir apostando por los combustibles fósiles y porque devalúa su valor energético. Además, cualquier otra alternativa del hidrógeno agrava el problema y ralentiza el alcance de una economía libre de emisiones.

Posicionamiento de la Fundación

Necesitamos apostar por la máxima eficiencia energética y cambiar la forma que tenemos de relacionarnos con la energía. No podemos, simplemente, sustituir los consumos finales por vectores que nos permitan seguir haciendo un uso ineficiente de la energía y acabar dependiendo de tecnologías y vectores energéticos, aunque sean más sostenibles que la situación actual.

La apuesta por los macroproyectos piloto de producción de hidrogeno, con el actual estado del arte de la tecnología, es repetir los errores del pasado: Elcogas, Castor, el Plan de Regasificadoras o el desarrollo de las renovables por encima de sus objetivos cuando estas no eran maduras. Por ello, es preciso controlar y analizar detenidamente el destino y la captación de recursos públicos, como son los Fondos Next Generation y que las iniciativas propuestas no acaben siendo una hipoteca para los consumidores en el futuro.

El hidrógeno renovable tiene futuro en la senda de la descarbonización, pero sin perder de vista que debe llevarse a cabo bajo un desarrollo racional en función de la madurez tecnológica, madurez que los organismos internacionales la sitúan más allá del 2030, por lo que no es coherente la euforia de propuestas por parte de las empresas energéticas ni la expectación mediática creada.  La actual apuesta por el hidrógeno renovable está siendo utilizada por el lobby del gas como un intento de seguir encerrándonos en más años de gas fósil para satisfacer la economía del hidrógeno de Europa, ya sea mediante la producción de hidrógeno a partir de gas natural y/o mediante el blending de hidrógeno renovable.

Necesitamos por parte de todos avanzar cuanto antes en la comunicación clara y transparente para dejar al margen las practicas de greenwashing que conllevan la coloración del hidrogeno según su origen, cuyo único leit motiv es suavizar los inconvenientes y las emisiones de GEI de todos aquellos que no tienen el origen renovable.

Estrategia Española del Hidrógeno

Nos mostramos a favor de que España apueste por el hidrógeno de cara al futuro, pero sin olvidar su estado del arte en cuanto a eficiencia y costes actuales. Por esta razón el establecimiento de objetivos sectorizados y concretos de penetración de hidrógeno creemos que supone anteponerlo a otras alternativas que son la base de la transición energética sostenible, como es la electricidad, y con ello poner en riesgo la descarbonización. Creemos que es un error convertir a España en un Hub de exportación, por la baja eficiencia de los procesos de transformación para el transporte y porque perpetúa un sistema centralizado sobredimensionado.

Valoramos positivamente la apuesta por el desarrollo tecnológico e industrial de electrolizadores de equipamiento auxiliar de tamaños descentralizados, frente a grandes proyectos que pueden acabar infrautilizados. En consonancia, se debe priorizar la adaptación al marco regulatorio existente de los sistemas de Garantías de Origen del hidrógeno para antes de 2022 para asegurar la procedencia 100 % renovable y tener una política fiscal con criterios de homogeneidad que permita competir en costes con los combustibles fósiles bonificados.

Usos en la generación de electricidad

Respecto a su uso como sistema de almacenamiento para la generación de electricidad, las simulaciones nos dan resultados que reflejan en la actualidad una mayor idoneidad de las baterías de ion-litio, frente al almacenamiento con hidrógeno y su posterior transformación en electricidad, una alternativa que será interesante, pero a largo plazo. La producción de hidrogeno con los vertidos de la hibridación de la eólica con la fotovoltaica generados con un coste de oportunidad cero es una alternativa de futuro sobre la que hay que avanzar tecnológicamente.

A este respecto, la unión de la generación de electricidad renovable para la producción de hidrógeno como PPA (Power Purchase Agreement) con precios de generación bajos es una alternativa todavía lejana para la producción de hidrógeno de menor coste al disponer de precios de electricidad mucho más bajos que los que el mercado ofrece. Por tanto, todavía queda camino por recorrer, pese a los beneficios potenciales, al encontrarnos en una fase de crecimiento de la curva de desarrollo de todas las aplicaciones del hidrógeno.

Usos en el transporte

Consideramos óptimo el uso de pilas de combustible de hidrógeno en vehículos de larga distancia, con una elevada tasa de utilización, como pudieran ser camiones, autobuses, taxis, etc. al tener una mayor eficiencia. Esto contrasta con el resto de los vehículos ligeros, los cuales, salvo casos excepcionales, deberán ser eléctricos de batería, que además de ser más eficientes, suponen un elemento de almacenamiento que dota al sistema eléctrico de gestionabilidad y flexibilidad. Mientras tanto, en el transporte pesado puede llegar a ser competitivo al suponer una combinación de pila de combustible con electrificación directa (trolebús) o indirecta mediante baterías. La disponibilidad de puntos de recarga necesita estar diseñada exclusivamente en esta segmentación de vehículos y alrededor de los puntos de consigna de uso profesional.

Desde la Fundación Renovables exigimos que el transporte de ferrocarril sea exclusivamente eléctrico al 100%, impulsando la electrificación de los tramos que no dispongan de la infraestructura. El uso del hidrógeno para ferrocarril no tiene idoneidad ni financiera ni técnica frente a la electrificación directa.

En el sector del transporte marítimo, sobre todo de larga distancia, valoramos al amoniaco renovable como solución, sin perder de vista su toxicidad y el riesgo de vertidos, ya que el uso de hidrógeno en gas o líquido no presenta ratios de eficiencia óptimos en casos que conlleven un uso alto de combustibles. Si hablamos del aéreo, la versión sintética del queroseno fósil es la mejor alternativa a corto/medio plazo a no ser que se produzca una disrupción tecnológica.

Usos en la industria

Su uso como vector energético, debe ser exclusivo para los usos industriales donde la electrificación no tiene posibilidad de implantación, además de contar con un alto valor añadido y sea producido mediante electrólisis del agua con electricidad de origen 100% renovable. Así mismo, es necesario amortiguar el crecimiento de la demanda de hidrógeno hoy en día por la diferencia económica entre sus formas de producción, lo que podría acarrear el fomento del gas natural.

En cuanto a su uso como materia prima, se requiere la sustitución del hidrógeno basado en combustibles fósiles en aquellos procesos industriales que realmente resulten interesantes descarbonizar a largo plazo, como la industria de los fertilizantes sintéticos. Sin embargo, el volumen de H2 empleado por estos fabricantes debe ser reconsiderado y reducido bajo parámetros de sostenibilidad antes de su sustitución completa por hidrógeno renovable, pues el uso final de estos fertilizantes es el causante de numerosos impactos sobre los ecosistemas.

Baja eficiencia de los electrocombustibles derivados del hidrógeno.

Por su baja eficiencia, desde la Fundación Renovables creemos que estos combustibles deberían considerarse como último recurso al tener pérdidas asociadas en su proceso de transformación a partir del H2 y en su uso final, al realizarse generalmente en motores térmicos. Asimismo, al requerir carbono para su síntesis, a excepción del amoniaco, no supone ninguna mejora tangible en cuanto a la reducción de emisiones en el proceso de combustión.

Por estos motivos, el uso de combustibles líquidos sintéticos debería quedar relegado a aquellos subsectores en los que se demuestre que la electrificación no es la opción más eficiente ni existe una alternativa sostenible o de uso directo del hidrógeno.

Creemos que es más racional y pragmático transportar electricidad que hidrógeno. Además, tampoco se debe apostar políticamente por el crecimiento de la demanda para incentivar una oferta que, actualmente, no se corresponde ni con el estado de madurez ni con la lógica. Política que debería centrarse en el establecimiento de un marco que haga competitivo el hidrógeno renovable frente al que no lo es.

Accede al documento completo aquí.

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