La Fundación Renovables lamenta la pérdida de oportunidad que representa la nueva propuesta de Directiva de Renovables

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La Fundación Renovables considera que el contenido de la nueva propuesta de Directiva de Energías Renovables presentada por la Comisión Europea dentro del paquete Energético de la Unión puede suponer una década perdida para las renovables en Europa y un claro retroceso respecto a la anterior directiva.

Sin entrar a analizar el resto de directivas del paquete, para la Fundación Renovables, la nueva propuesta de Directiva de Renovables no asegura un esfuerzo coherente con el ya realizado, ni con lo que requieren las actuales circunstancias medioambientales, al haberse alcanzado ya unos niveles promedio de dióxido de carbono en la atmósfera de 400ppm a lo largo de 2015. La única justificación a esta propuesta es la cesión por parte de la Comisión ante la presión de los lobbies europeos de empresas energéticas tradicionales para alargar su statu quo unos años más; sobre todo ahora que las energías renovables han alcanzado unos precios más competitivas, sin considerar incluso sus externalidades.

El objetivo vinculante para 2030 de un mínimo del 27% de energías renovables respecto al consumo final de energía es a todas luces insuficiente:

  • Respecto a responsabilidades europeas: En 2015 según Eurostat las emisiones de CO2 de combustibles fósiles aumentaron un 0,7% en la UE y un total de 16 de los 28 países miembros han aumentado sus emisiones el último año, España entre ellos, con un 2,3%.
  • Respecto a nuestras oportunidades: A tenor de la competitividad alcanzada por las renovables y que está llamada a aumentar en la próxima década y de  la oportunidad de reducir la dependencia y el gasto superior a 1.100 millones de euros diarios de importaciones energéticas en Europa.

Además, es un objetivo mucho menos ambicioso que el salto dado con la anterior Directiva (pasar de un 6 a un 20% de penetración renovables en el periodo 2007-2020, frente al incremento solo de 7 puntos para la próxima década).

La propuesta de Directiva ni es operativa, ni garantiza su cumplimiento al no ser vinculantes sus objetivos por estado miembro, lo que impedirá un esfuerzo predecible para cada uno.

La inaceptable eliminación de la prioridad de acceso a las redes  y despacho de las renovables frente a las plantas contaminantes, principal cambio de esta propuesta, supondrá que en un país como España donde prácticamente el 50% de la potencia eólica instalada está en manos de las 5 grandes compañías eléctricas y  cuyos intereses en estas energías contaminantes son mucho mayores que en las energías limpias, priorizará las primeras en detrimento de las renovables, muchos más flexibles, al margen de las consideraciones medioambientales que puedan suponer.

Par la Fundación, la propuesta se queda corta también en autoconsumo. Si bien la propuesta de Directiva regula a nivel comunitario el autoconsumo y las comunidades de energía renovables, limita el vertido a red a 10 MWh anuales en el sector doméstico y a los 500 MWh anuales para las empresas, y además establece un límite de potencia instalada de 18MW con independencia de la naturaleza de las mismas. La propuesta tampoco contempla mecanismos de apoyo adaptados a pequeños proyectos desarrollados individualmente lo que limita también el necesario empoderamiento de los consumidores

Siguiendo con los puntos débiles de la directiva, se echan en falta principalmente:

  • Normas comunes para los esquemas de apoyo a las renovables y especialmente para los mecanismos de subasta.
  • Una apuesta decidida por el vehículo eléctrico a partir de energía renovables.
  • Referenciar la gestión de la demanda de energía como pilar básico para la incorporación de las renovables.
  • Un paquete de actuaciones transitorio hasta 2020 para asegurar el cumplimiento de los Estados Miembros.
  • Un trato adecuado del tema del empleo vinculado a las energías renovables, un elemento capital donde miles de puestos de trabajo están en juego.
  • Mención a la contribución de las renovables a la erradicación de la pobreza energética que afectó a casi 54 millones de europeos (casi el 11%de la población) en 2012.

Como aspectos positivos de la propuesta de Directiva cabe señalar que previene los cambios retroactivos, dando un revés importante a las políticas desarrolladas en la anterior legislatura en España, y la apuesta por la descarbonización de los sistemas de aportación de frio y calor.

En definitiva, con la actual propuesta la Comisión parece renunciar a recuperar el liderazgo en renovables, perdido por la Unión Europea en los últimos años y corre el riesgo de intensificar los problemas medioambientales a lo largo de la próxima década.

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