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La Unión Energética europea en fase crítica

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Renuncia a ser más ambiciosa y el autoconsumo no es una prioridad

Madrid, 21 de abril de 2015.- La Fundación Renovables ha pedido al Vicepresidente y Comisario para la Unión Energética, Maroš Šefčovič, que se revisen los objetivos para 2030 en materia de clima y sostenibilidad para que sean más acordes con el potencial y la viabilidad del desarrollo de las renovables y, por consiguiente, con la reducción de las emisiones y que el autoconsumo se regule a nivel comunitario para que se convierta en verdadero motor de cambio del sistema energético, con la participación de los ciudadanos en el mismo y el empoderamiento energético de la sociedad civil.

Casi tres horas duró la reunión que el pasado lunes, 18 de abril, mantuvo el presidente de la Fundación Renovables, Domingo Jiménez Beltrán, con el Comisario Šefčovič, junto con otros representantes de la plataforma europea RGI (Renewables Grid Initiative), una iniciativa para un desarrollo de las redes de transporte y distribución de electricidad que facilite y potencie la electrificación y la generalización de la generación eléctrica de fuentes renovables y en lo posible con generación distribuida. En esta plataforma participan operadores europeos de redes de transporte de electricidad, incluyendo a REE, Red Eléctrica de España, y ONGs como la propia Fundación Renovables, la CAN-Europe (Red de Acción por el Clima) y WWF.

En esta reunión el Comisario expuso las iniciativas de este año de la Comisión para avanzar en la Unión Energética y que incluyen la revisión de la Directiva de Renovables, propuestas para los sectores de la calefacción y el acondicionamiento, con altas y crecientes demandas energéticas, planteamientos para la eficiencia energética, en particular de edificios, la fijación de las reducciones de emisiones para los sectores no objeto del sistema de comercio de emisiones, con el transporte y la agricultura como prioritarios, y, finalmente, el diseño y regulación del mercado eléctrico. Para todo ello, el Comisario, solicitó el apoyo de la plataforma RGI, aunque quedó claramente reflejado que su prioridad es el mercado eléctrico y el papel que la digitalización y, en particular, la generalización de los contadores inteligentes, pueden tener en su optimización.

La plataforma se comprometió a responder próximamente a estas demandas con propuestas concretas, dejando claro que es importante dar sentido a esta digitalización, que el desafío no es solo de hardware sino también de software para gestionar sistemas con mayor participación de renovables, como ha demostrado REE en su gestión del sistema español y en el desarrollo del aprovisionamiento eléctrico para la isla de El Hierro. Además, insistirá en que para el desarrollo de las redes será clave la participación y aceptación pública, lo que requerirá un papel más activo de la Comisión y una mayor aportación de recursos económicos comunitarios.

En este contexto, el presidente de la Fundación Renovables, expuso al Comisario “la importancia que, para avanzar verdaderamente en una Unión Energética sostenible y con futuro y, en particular, en la agenda para 2016, tendrá el que la política energética se fortalezca a nivel comunitario, para convertirse en una Política Común, como la agrícola, con objetivos más ambiciosos ya para 2030 y una creciente regulación a nivel comunitario, comenzando por el autoconsumo para que los consumidores y las pymes, incluyendo a los agricultores, puedan convertirse también en  “prosumidores”, ocupando así el centro de la Unión Energética, lo que además facilitaría la aceptación de nuevas redes y la digitalización, como beneficiarios de las mismas”.

Jiménez Beltrán, insistió en el gran desafío, y al mismo tiempo oportunidad, que supone el revisar al alza los objetivos para 2030 en materia de clima y energía, aunque solo sea por coherencia con el escenario deseable ya acordado en la UE para 2050. Es irresponsable plantear reducir las emisiones en 2030 nada más que el 40% con relación a 1990, o sea en 40 años, y dejar un 40 – 55% adicional a reducir en 20, entre 2030 y 2050, solo porque los oligopolios energético y eléctrico quieren rentabilizar sus activos fósiles al máximo. Pero elevar los objetivos para 2030 no debe hacerse solo por coherencia sino para dar predictibilidad y competitividad al sector de las renovables europeo, en el que es fundamental el incremento de las inversiones para romper así con el retraimiento sustancial de la inversión en la UE en 2015 (inversión casi inexistente en España) mientras crece en el resto del mundo.

Si en lugar de partir de ese rácano objetivo de reducción de las emisiones en un 40% en 2030, (objetivo que defienden algunos Estados miembros y los oligopolios anteriormente mencionados), lo que conlleva una participación de las renovables en la energía final de solo el 27% y similar en eficiencia energética, se partiera de lo que es posible, deseable y viable en materia de renovables, como demuestra la gestión del sistema de los operadores de redes como REE, ese porcentaje de renovables, tanto en energía final como en eficiencia energética, podría acercarse a un 45% y con ello el  rácano 40% de reducción de emisiones pasaría a un 55% en 2030, un objetivo mucho más prometedor y movilizador de la innovación y de la competitividad. Sin estas ambiciones la Unión Energética no saldrá de su situación crítica.

De momento la Comisión no responde a estos desafíos prioritarios, aunque esperamos que el Comisario Šefčovič lo piense en lo que resta de este año y ojalá desde la plataforma RGI podamos ayudarle. Curiosamente el que se confiesa converso Comisario para la Energía y el Cambio Climático, Miguel Arias Cañete, ha insinuado una posible revisión al alza de alguno de los parámetros del paquete 2030. ¿Será posible algo que es tan necesario y oportuno?

 

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