Es necesario mejorar la aceptación social y minimizar impactos ambientales de las renovables.
La descarbonización del sector energético nos obliga a generar herramientas y mecanismos que garanticen que la transición energética se realiza de una forma justa, sostenible y equitativa.
Los proyectos renovables deben dejar beneficios fiscales en el territorio, además de crear empleos y crear infraestructuras públicas útiles que fomenten el autoconsumo en la población local.
Madrid, 10 de octubre de 2025 – La Fundación Renovables ha publicado este viernes la Guía para un despliegue de energías renovables respetuoso con el medio ambiente y el territorio, un documento metodológico para conseguir que los proyectos energéticos se implanten de manera ordenada y maximicen los beneficios locales y ambientales.
El documento se enmarca en el proyecto Laboratorios GalxClima sobre grupos de acción local y emergencia climática de Red2Red y recoge la esencia de varios talleres de debate y diálogo en los que participaron actores territoriales y sociales de la transición energética.
La descarbonización del sistema energético es crucial en la lucha contra la emergencia climática. Para ello, España debe poner todo su esfuerzo en desplegar tecnologías renovables que sustituyan paulatinamente la generación fósil. En concreto, se fija una meta de un 48% de energía renovable en el consumo total para 2030 y un 81% en la generación eléctrica para ese mismo año.
La necesidad de acelerar nuestra descarbonización, sin embargo, nos obliga a disponer de herramientas que garanticen que el proceso de transición energética se realiza de una forma ordenada, justa, equitativa y sostenible. En otras palabras, que el desarrollo de instalaciones renovables cuente con apoyo social y respete el medio ambiente. Es necesario mejorar la aceptación social y minimizar impactos ambientales de las renovables.
Esta guía se presenta, por tanto, como una herramienta para conseguir ese fin. Si bien, no existen medidas universales, ya que cada territorio tiene sus particularidades sociales, económicas y ambientales, destacamos algunas medidas que pueden ser efectivas en la mayoría de los casos:
- La creación de fondos de compensación intermunicipal. Estos deben financiarse con los ingresos que generan los proyectos de energías renovables.
- Control de desigualdades intramunicipales. En algunos casos los promotores gestionan los permisos con un ayuntamiento a pesar de que el proyecto se asienta en una pedanía o afecta a otros municipios aledaños. Esta herramienta debe servir para que todas las localidades y núcleos poblacionales reciban beneficios y se les involucre dentro de los procesos.
- Promoción de gobernanza participativa. Es fundamental establecer criterios para una planificación territorial equilibrada. Es decir, se debe garantizar que los proyectos quedan redistribuidos y no concentrados en una misma zona. Así se consigue disminuir presión sobre un territorio.
- Traducir los beneficios económicos de los proyectos renovables en mejoras reales para la población local. creación de empleo, mejora de servicios públicos, construcción y/o mejora de infraestructuras sociales.
Aplicar estas pautas permitirá acelerar el ritmo de descarbonización a escala local y regional, pero también impulsar la economía local, generar ingresos municipales a través de impuestos. Además, desde Fundación Renovables consideramos fundamental que, durante el proceso, se promocionen comunidades energéticas locales que fomenten el autoconsumo y que reduzcan los costes energéticos de la ciudadanía local.
Es necesario, por último, que el despliegue de renovables se realice respetando la naturaleza y la biodiversidad. Eso pasa, por supuesto, porque los proyectos no se asienten en ningún espacio protegido como Red Natura 2000 o ZEPA. Por ello es urgente que se desarrollen y geolocalicen, a escala nacional y regional, las llamadas Zonas de Aceleración Renovable. Estos lugares deben ser de impacto ambiental nulo, tal y como dictamina la Directiva de Renovables III.