Más de una veintena de organizaciones plantean su preocupación por el gasoducto H2MED y el uso no eficiente del hidrógeno verde
Madrid, 19 de diciembre de 2024.- La red Gas No es Solución, de la que forma parte Fundación Renovables, y ZERO-Asociación para la Sostenibilidad de la Tierra, junto a 25 organizaciones, expresan su grave preocupación por el proyecto H2Med, que permitiría la exportación de hidrógeno por gasoducto desde la Península Ibérica a Europa Central. Las organizaciones publican un posicionamiento conjunto, recogiendo los argumentos en contra del proyecto. Lo hacen un día después de que se cerrara la Call for interest a los potenciales productores y consumidores de hidrógeno involucrados en este proyecto, el 18 de diciembre.
En plena crisis climática, el hidrógeno verde se promueve cada vez más como la panacea para la transición energética en diversos sectores y como un factor clave para alcanzar la neutralidad climática. La Unión Europea ha hecho del hidrógeno verde una prioridad dentro de sus estrategias y planes de inversión, en tanto que ha planificado un consumo de 20 millones de toneladas de hidrógeno verde para 2030. Como resultado, han surgido numerosos proyectos e iniciativas de hidrógeno verde que prevén la exportación de cantidades sustanciales de este recurso, como el proyecto H2Med. Sin embargo, persiste la preocupación sobre si tales iniciativas están abordando adecuadamente los posibles inconvenientes o explorando alternativas más sostenibles.
Los costes ocultos de H2Med
El proyecto de gasoducto H2Med pretende transportar hidrógeno verde desde Portugal a través de España, por el Mar Mediterráneo, hasta Francia y, por último, a Alemania. El proyecto prevé la construcción de dos tramos principales: CelZa y BarMar.
El tramo CelZa conecta Celorico da Beira (Portugal) con Zamora (España). Abarca 162 km dentro del territorio portugués, tiene una capacidad de 750 kton de hidrógeno verde al año y su coste previsto es de 350 millones de euros. La producción de este volumen de hidrógeno verde requeriría aproximadamente 6-7 GW de capacidad de electrolizadores, superando los objetivos de 3 GW fijados en el Plan Nacional de Energía y Clima portugués. Además, se necesitarían entre 14 y 17 GW de nueva capacidad de energía renovable, lo que supone el doble de la cantidad de energía renovable instalada en Portugal hasta 2023.
El tramo BarMar es un segmento submarino que une Barcelona (España) con Marsella (Francia). Abarca 455 km bajo el mar Mediterráneo y su coste previsto es de 2.500 millones de euros. En total, el H2Med tendrá capacidad para transportar hasta 2 millones de toneladas de H2 al año, de aquí a 2030.
Con estos objetivos, la Península Ibérica aportaría el 10% de los objetivos de la UE, o el 20% de los objetivos de producción interna. Supondría la instalación de, al menos, 40 GW de nueva capacidad renovable en Portugal y España, lo que crearía una competencia por el suelo, los recursos de energías renovables y la infraestructura de transporte de electricidad que podría poner en peligro la disponibilidad de energía renovable para el consumo interno. Este aumento sustancial de la capacidad de energía renovable podría tener un impacto significativo en los ecosistemas, alterando potencialmente los hábitats y amenazando la biodiversidad.
Si se completa el gasoducto, pero no se dispone de suficiente hidrógeno verde, la opción alternativa será mezclarlo con gas fósil. Este planteamiento corre el riesgo de prolongar la dependencia del gas fósil durante décadas, aumentar la dependencia energética del exterior y seguir siendo una fuente importante de emisiones de gases de efecto invernadero.
¿Cuánto hidrógeno necesita Europa Central?
Hasta la fecha no existen datos fiables sobre la futura demanda exacta de hidrógeno verde en Europa Central. El propio Tribunal de Cuentas de la UE cuestionó la base técnica de los objetivos europeos y denunció que «la Comisión no llevó a cabo análisis rigurosos antes de fijar los objetivos de producción e importación de hidrógeno verde de la UE», un total de 20 millones de toneladas para 2030. Este entusiasmo creciente careció de un análisis y un debate en profundidad sobre los pros y los contras del hidrógeno verde, así como de una evaluación crítica de su papel en comparación con otras opciones de transición.
Sin una demanda real a escala europea, ni la perspectiva de la producción de hidrógeno verde para la exportación, el gasoducto podría suponer un despilfarro de fondos públicos. Además, el transporte de hidrógeno es técnicamente difícil y consume cantidades sustanciales de energía, por lo que dar prioridad a la producción y el consumo local de hidrógeno es más eficiente. Dirigido sólo para los sectores difíciles de electrificar (por ejemplo, la siderurgia, el amoníaco, la aviación y el transporte marítimo), tras aplicar medidas de reducción de la demanda.
Por todo ello, las firmantes del posicionamiento, coinciden en una valoración negativa sobre el impulso al desarrollo de grandes infraestructuras de transporte y exportación de hidrógeno, como el H2Med. En su lugar, los fondos públicos destinados al H2Med podrían emplearse mejor en alternativas de probada eficacia, como la reducción de la demanda, electrificación directa, el autoconsumo, las comunidades energéticas y la mejora de la eficiencia energética.
Más información:
Alejandro Tena
Responsable de Comunicación de Fundación Renovables
alejandro.tena@fundacionrenovables.org