¿Qué tienen que ver San Valentín y el cambio climático?

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Arranca la semana con una noticia curiosa y muy apropiada para el día de San Valentín. Resulta que, según una encuesta promovida por 100 ONGs del Reino Unido, un 26% de las mujeres británicas no consideraría casarse con alguien que creyera innecesario actuar contra el Cambio Climático.

La misma encuesta, más allá del cotilleo social, arroja otro dato interesante en un año electoral (también lo es en UK): un 28% de la población adulta británica cambiaría su voto si su partido abandonara las políticas climáticas. Y no es para menos. Crece la evidencia de que no hay futuro si no se llega a cambiar un modelo energético insostenible e injusto. La energía puede ser ese eje de cambio necesario no sólo para evitar los peores efectos del Cambio Climático sino para repensar un sistema productivo, de empleo y, por qué no, de participación de la ciudadanía en las decisiones significativas.

Sí, porque, entre otras cosas empieza a molestar que se tomen las decisiones incorrectas con nuestro medio ambiente y con nuestro dinero.

Como muestra un botón: tan sólo entre 2007 y 2013 se gastaron más de 2,61 billones (sí, con B) de Euros a escala global en subvenciones directas a los combustibles fósiles (datos de la IEA). El Joint Research Centre ha calculado que en el mismo periodo esta cantidad de dinero hubiera sido suficiente para instalar fotovoltaica como para producir el 4,4% de la demanda mundial de electricidad. Con los precios actuales de los paneles para instalaciones residenciales, se podrían instalar más del doble de potencia fotovoltaica con el mismo coste.

Tan sólo entre 2007 y 2013 se gastaron más de 2,61 billones (sí, con B) de Euros a escala global en subvenciones directas a los combustibles fósiles (datos de la IEA)

Cuando desde la Fundación Renovables pedimos a la Comisión Europea que la Unión Energética ponga la sostenibilidad en el centro de todas sus decisiones y que se dote de una verdadera Política Energética Común, hablamos exactamente de lo mismo. De una política que incluya no sólo una armonización de los mercados eléctricos sino que tenga como objetivo central alcanzar un sistema energético 100% renovable y que se dote de una fiscalidad común que elimine de una vez por  todas las subvenciones a las energías sucias.

En España estamos perdiendo el tren de las oportunidades de las renovables y puede que no lleguemos siquiera a cumplir los compromisos adquiridos para 2020 en materia de renovables. Lo dice, entre otros, la Agencia Europea de Medio Ambiente tal y como hemos trasladado, desde la Fundación, a la opinión pública. A menos que, según la AEMA, se consiga parar la inestabilidad regulatoria reinante y, naturalmente, los subsidios a los combustibles sucios.

En España estamos perdiendo el tren de las oportunidades de las renovables y puede que no lleguemos siquiera a cumplir los compromisos adquiridos para 2020 en materia de renovables

Pero no todo es esperar a que la Unión Europea actúe, por eso estamos presentando a todos los partidos políticos la propuesta Ciudades con Futuro, la hoja de ruta para alcanzar municipios Emisiones Cero para 2050. Y está teniendo muy buena respuesta porque los mismos gestores municipales se dan cuenta de que pueden actuar sobre la fiscalidad, el urbanismo, las subvenciones, la promoción de la movilidad sostenible, la eficiencia energética o la revitalización y mejora de la accesibilidad en su tejido urbano. Conocemos experiencias inspiradoras de cómo hacer mucho con muy pocos fondos en muchos municipios que se han involucrado en la transición energética. Son casos, como el de Rubí, que dan esperanza para seguir proponiendo alternativas eficientes e inteligentes a un modelo vertical e insolidario (el actual sí lo es, no el autoconsumo como se sostiene desde el Ministerio de Industria).

Los partidos políticos quedan avisados: hay herramientas poderosas de cambio social y energético. Aquellos que se involucren en el cambio tendrán la oportunidad de crear Ciudades con Futuro. Y ya se sabe, por lo menos en el Reino Unido, hay personas que no se casarían con nadie, y menos con un partido político, si no tiene visión de futuro.

 

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