Artículo publicado el 11 de diciembre de 2015 en el periódico La Vanguardia.
Cuál es la alternativa a los combustibles fósiles como fuente masiva de energía aplicable de forma rápida y generalizada para no superar los 2ºC de incremento de temperatura a finales de este siglo? La respuesta es obvia: además del ahorro y de la eficiencia, disponemos de las energías renovables, que, además de ser neutras en emisiones de gases de efecto invernadero y sostenibles (lo que excluye a la nuclear), son ya competitivas con relación a las fósiles. Y eso que en la actual situación las tecnologías contaminantes siguen recibiendo unos subsidios de más de 500.000 millones de dólares al año, más de cuatro veces lo que reciben las renovables
Llegará el día en que se acabará la edad de los fósiles para pasar inexorablemente a la de las renovables
Las renovables, por su mayor disponibilidad y potencial en la mayoría de los países, garantizan también el autoabastecimiento y la no dependencia energética, claves para reducir la vulnerabilidad y aumentar la resiliencia de los países y muy en particular de los países en vías de desarrollo. Sólo necesitamos que la COP21 cree las condiciones necesarias para este cambio, con acuerdos para desincentivar la economía “fósil” y con ello incentivar la eficiencia energética y la economía “renovable”. Los acuerdos deben incluir la eliminación de subsidios a los fósiles,
un precioomejor impuesto global al carbono (CO2) y un objetivo global de reducción de emisiones –“descarbonizacion” para 2050 del60%como mínimo–, coherente con el objetivo universal de no sobrepasar los 2ºC, con verificación cada cinco años de la contribución de los países al mismo. Nada más que esto; las renovables harán el resto. Según la Agencia Internacional de Energía, con sólo destinar a inversiones en renovables el 80% de los subsidios actuales a los combustibles fósiles, conseguiríamos que se invirtiera la tendencia alcista actual de las emisiones antes de 2030, un paso enorme.
Lo mismo que la edad de piedra no se acabó porque no hubiera piedras ni porque su uso masivo creara impactos inaceptables, sino porque había alternativas mejores –los metales–, se acabará la edad de los fósiles para pasar inexorablemente a la de las renovables. Y esto hay que hacerlo ya, a partir de París.