Editorial de las Breves de junio 2016.- “Si la energía cambia, todo cambia”. Es una sentencia habitual de nuestro Presidente, Domingo Jiménez Beltrán para sintetizar la importancia que este vector esencial de nuestra sociedad tiene en todos los ámbitos, desde lo más simple de nuestra vida cotidiana a lo más enrevesado de la geopolítica. Siempre y en todas partes está la energía. Y, sin embargo, poco, muy poco se está hablando de energía en esta campaña electoral bis previa a la cita con las urnas del próximo día 26.
Ausente estuvo prácticamente en el debate entre los líderes de los cuatro principales partidos del pasado lunes 13. En él se mencionó solo de pasada en un par de ocasiones y en una de ellas, de muleta para abordar el tema de la corrupción con una alusión a las “puertas giratorias” más escandalosas en nuestro sector que en cualquier otro.
No obstante, “si la energía cambia, cambia todo”. Tiene tanto implicaciones macroeconómicas con la factura que este país paga por su dependencia de los combustibles fósiles como microeconómicas por lo que pagamos cada uno de nosotros en el recibo de la luz o al llenar nuestro depósito de gasolina o diésel. Es un argumento social de primera magnitud por el empleo que generan unas u otras tecnologías (seis veces más las renovables que las convencionales por la misma energía producida) o por la marginación que supone no tener acceso a la misma. Es elemento central de las consideraciones medioambientales como primera causa del cambio climático y de la contaminación de nuestras ciudades por las emisiones de los motores de combustión. Y, es un condicionante de la calidad democrática de nuestra sociedad por la regulación favorable al oligopolio energético en perjuicio de los ciudadanos. Es, en suma, el gran vector de cambio para avanzar hacia modelos de producción y de consumo sostenibles.
La energía, efectivamente, es un elemento central de nuestra sociedad. La resolución de los desafíos que plantea debe ser una prioridad del nuevo Gobierno y, sin embargo, no tiene el papel que se merece en el debate político. Desde la Fundación Renovables lo reclamamos y ponemos de nuevo a disposición de todos los partidos nuestra visión, nuestras ideas y nuestras propuestas que ya plasmamos para la “primera vuelta” de estas elecciones en nuestra hoja de ruta “La energía como vector de cambio para una nueva sociedad y una nueva economía”. Trescientas veinte medidas y objetivos a corto, medio y largo plazo, que pueden servir de punto partida para el ineludible pacto de Estado que venimos reclamando en este ámbito. Si la energía cambia, todo cambia y es una prioridad que cambiemos para afrontar los retos planteados.