Cinco meses después de presentar el Gobierno a bombo y platillo la Reforma Energética, que iba a poner punto final de forma definitiva a los problemas del sistema eléctrico, reina más que nunca el caos y la confusión. Los vaivenes del discurso del Ministro de Industria, la negativa del Ministro de Hacienda a aportar la tercera pata en recursos para corregir el déficit, las idas y venidas de las enmiendas del Grupo Popular en la tramitación de la Ley del Sector Eléctrico, las evidencias continuas de carencia de rumbo son solo algunos de los síntomas de que lo único que ha conseguido el Gobierno hasta ahora es arruinar definitivamente al sector renovable.
No se habla de ahorro, no se habla de eficiencia, no se habla de emisiones, no se rectifica ante el clamor general, no se acepta una sola enmienda de la oposición y no se dialoga con el sector ni con la sociedad. El panorama no puede ser más desolador.