Ante la ausencia de avances significativos en los marcos regulatorios nacionales y europeos en materia de reducción de emisiones y objetivos ambiciosos de renovabilidad, las iniciativas y compromisos adquiridos desde las propias entidades empresariales, vuelven a estar en el punto de mira. Las empresas de todos los sectores tienen tanto la oportunidad como la responsabilidad de asumir el reto de transitar hacia un nuevo modelo energético y económico sostenible y de inclinar la balanza en favor de las energías renovables y la eficiencia energética.
Por ejemplo, en Estados Unidos, en contraposición al giro hacia el pasado de la Administración Trump y su apuesta por los combustibles fósiles, cada vez más empresas se están sumando a la iniciativa Empresas 100% Renovables (RE100), asumiendo así un papel vocal en la necesidad de la transición. Del total de 88 empresas que ya se han comprometido a obtener el 100% de su electricidad a partir de fuentes renovables, solo dos de ellas son españolas, una tendencia que tiene que cambiar. Además, muchas de estas empresas internacionales trabajan también en España. Es hora de que sus filiales españolas presenten a la sociedad sus planes para cumplir con este objetivo.
En el contexto actual, con una ciudadanía cada vez más informada sobre los impactos sociales y ambientales del actual sistema económico, y que sufrirá cada vez más los efectos del cambio climático, la importancia de conciencia y responsabilidad ambiental y social de la empresa privada resulta indispensable, ya que la ausencia de compromisos firmes se traducirá en una penalización por parte de unos consumidores cada vez más concienciados. Se debe tener presente, además, que el futuro del tejido industrial español estará vinculado inexorablemente a sus resultados en eficiencia energética y en el uso creciente de fuentes renovables, por tanto, apostar decididamente por ellas ya no es solo aconsejable, sino una cuestión de supervivencia.
Esta necesidad de cambiar de uso de la energía se hace aún más evidente en las empresas industriales; en un contexto de costes crecientes, la eficiencia energética es un importante instrumento para mejorar la competitividad del tejido industrial y es que el 25% del consumo final de energía en España proviene de este sector, un porcentaje superior al de la media europea. Además el 57% de la demanda energética del sector industrial se cubre con petróleo y gas, por lo que el margen de mejora es enorme; apostar por la eficiencia energética es una inversión segura que será amortizada a través del ahorro en energía, de emisiones y la reducción de los costes energéticos.
En el plano político la implicación de las empresas será del mismo modo fundamental a la hora de exigirle al Gobierno central escenarios futuros que otorguen la necesaria predictibilidad, seguridad jurídica e incentivos así como para contribuir, desde sus intereses y capacidades, a la puesta en práctica de las nuevas políticas, impulsando como empresarios la optimización de la oferta energética y sobre todo la racionalización de la demanda.
Desde Fundación Renovables organizamos el próximo 27 de marzo la Jornada “Empresas y sostenibilidad energética”, un encuentro con empresas españolas de diferentes ámbitos para conocer sus compromisos y hojas de ruta en este camino y contrastarlas con las necesidades y posibilidades que el panorama actual plantea.