“Las renovables han sido víctimas de su propio éxito”

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Entrevista a Domingo Jiménez Beltrán, vicepresidente de la Fundación Renovables.

Nacido en Zaragoza, ingeniero industrial, Domingo Jiménez Beltrán siempre ha estado ligado profesionalmente a la protección del medio ambiente, la gestión de recursos naturales y el desarrollo sostenible, tanto en empresas privadas como en la Administración pública y en organismos comunitarios. Ha sido el primer director ejecutivo de la Agencia Europea de Medio Ambiente, en Copenhague, desde 1994 hasta 2002; fue el representante español de Medio Ambiente durante 1986 y 1987, y en su paso por la Administración central fue, entre otros muchos cargos, director general de Política Ambiental en el Ministerio de Obras Públicas, Transportes y Medio Ambiente, de 1991 a 1994. Actualmente es vicepresidente de la Fundación Renovables y consultor especializado en sostenibilidad y medio ambiente.

No tiene la menor duda: el futuro energético sostenible está en las fuentes renovables. Y denuncia que la reforma energética responde, sobre todo, a la urgencia de disponer de un marco regulador estable que ataje la sangría que representa el incremento del déficit de tarifa y, de paso, asestar un fuerte golpe a las renovables.

¿Cuál debería ser el debate principal para abordar la transición hacia un modelo energético sostenible?

El desafío es establecer los escenarios a medio y largo plazo para conformar una verdadera política energética y jalonar la transición hacia un escenario energético 2050, ineludiblemente descarbonizado y sostenible, y acordado a nivel comunitario. Hay un acuerdo generalizado en cuanto a la insostenibilidad del sistema energético actual, tanto económica como social y ambiental. Insostenibilidad a la que se suma algo genuino y único del sistema eléctrico español, que es estar hipotecado por el llamado déficit de tarifa. Hay incluso un acuerdo tácito, por su obligatoriedad, en cuanto al escenario ineludible a largo plazo, en 2050, basado fundamentalmente en energías renovables; también hay acuerdo sobre dónde deberíamos estar en 2050. En lo que no existe acuerdo es en el proceso de transición. No hay política energética porque no interesa a la política cortoplacista y errática del Gobierno y a los intereses económicos cortoplacistas y especuladores del oligopolio energético y eléctrico. Este es el debate que no se está dando y el que tiene que exigir la sociedad española.

¿Cuáles son los elementos clave para que las fuentes renovables de energía sean realmente el futuro energético?

Nadie duda de que las renovables son el futuro, el futuro sostenible, una vez salvada la falsa alternativa de la nuclear que, en el estado actual de la tecnología y el previsible en las tres próximas décadas, no es ni segura ni sostenible. La clave para la generalización de las renovables, a nivel europeo y español, es que exista un objetivo ambicioso y vinculante en la UE para 2030, aunque para el caso español esto puede llegar demasiado tarde en términos de oportunidad y de ventaja competitiva, dada la penalización que están recibiendo las renovables en España y el consiguiente desmantelamiento de las capacidades tecnológicas y empresariales.

En muy poco tiempo España ha pasado de ser referente internacional en renovables a todo lo contrario ¿Qué ha pasado?

Muy sencillo, las renovables han sido víctimas de su propio éxito. Dado su bajo, casi nulo, coste marginal de producción, entran en primer lugar en el suministro eléctrico, junto con las nucleares (que lo hacen porque no pueden parar). Con lo cual, no solo consiguen bajar el precio en el mercado mayorista, sino que además evitan que entren las centrales de gas de ciclo combinado, fuerte apuesta de los oligopolios energético y eléctrico que, consecuentemente, pierden ingresos sustanciales. Para estos oligopolios, lo más rentable es un modelo energético insostenible, con el máximo consumo de energía, basado en nucleares y combustibles fósiles y admitiendo en renovables a las grandes centrales hidráulicas y eólicas que controlan

¿A qué cree que responde la última reforma del sector eléctrico del Gobierno español?

Responde, sobre todo, a la urgencia de disponer de un marco regulador estable que ataje la sangría que representa el incremento del déficit de la tarifa eléctrica y, de paso, asestar un fuerte golpe a las renovables, reduciendo los ingresos de las ya existentes y cerrando el paso a nuevas, haciendo inviable el autoconsumo. Lo curioso es que, a pesar del daño causado a las renovables y de haber conseguido tener en contra incluso al sector eléctrico, no van a conseguir atajar el déficit de tarifa.

¿Se puede hablar realmente de un plan energético nacional?

Existe una planificación de las infraestructuras que se requieren para hacer viables tanto las instalaciones de procesado como el movimiento o transporte de combustibles y carburantes y las propias conexiones y redes en alta y media tensión para el transporte  de energía eléctrica, que gestiona Red Eléctrica Española. Pero no existe una verdadera planificación energética con objetivos a medio y largo plazo.

Usted ha dicho en muchas ocasiones que el enemigo a abatir es el autoconsumo ¿Por qué?

Porque el autoconsumo, sobre todo conectado , da un vuelco total al sistema eléctrico, y posiblemente al energético en el futuro, ya que permite pasar a un sistema de generación distribuida basado en las renovables y, además, dar protagonismo y responsabilidad a los usuarios y consumidores que, al convertirse también en productores, internalizan la eficiencia energética. La generación distribuida con las renovables, en particular la fotovoltaica, significa una democratización de la energía y un empoderamiento de la sociedad civil (el sol sale para todos) ya que hoy se puede conseguir la autosuficiencia eléctrica conectada en balance neto, cediendo a la red cuando sobra y consumiendo de la red cuando falta, y a precios inferiores a los de la red de distribución. Solo hace falta que la regulación no lo penalice. En un sistema ideal, no utópico, la suma de centros, viviendas, edificios, polígonos industriales, explotaciones agrarias, barrios, municipios, regiones…, autosuficientes y conectados daría un sistema sostenible. Se puede. Si Alemania puede, España debería poder porque está en mejores condiciones y con mayor necesidad para hacerlo.

¿Sobre qué bases debería elaborarse la planificación estratégica de la energía en España?

La base de la planificación es siempre la racionalización de la demanda y la optimización de la oferta energética en clave de sostenibilidad. La racionalización de la demanda se basa en el mayor ahorro y eficiencia, con un alto margen de mejora dada nuestra ineficiencia actual, pudiendo conseguirse en el horizonte 2050 una reducción en la demanda de energía final cercana al 50% sobre 2005, con objetivos intermedios en mejora de eficiencia, como mínimo del 20% para 2020 y de entre el 30% y el 40% en 2030. Y la optimización de la oferta no puede ser otra que el recurso máximo a fuentes de energía renovables, pudiendo mantenerse como objetivo cercano al 20% de renovables en la energía final para 2020, que podría superar el 25% si se enmendase la política energética actual, y que debería situarse en el entorno del 35-40% de la energía final en 2030, con hasta un 70% de la energía eléctrica renovable y sin centrales nucleares. Todo lo cual recuperaría el liderazgo español en renovables que nunca debió perder.

¿Qué desafíos tenemos por delante desde el punto de vista de las renovables?

También en política energética nos mata el cortoplacismo y el desgobierno. El desafío es fundamentalmente político e implica que el Gobierno gobierne y supere el cortoplacismo y el desgobierno impuesto, por un lado, por su cortedad de miras políticas y, por otro, por la miopía económica interesada de los oligopolios energético y eléctrico. Y si el Gobierno gobierna y lo hace con perspectivas de futuro y para dar predictibilidad al sistema, no tendrá otra opción que las renovables. Pero ¿será posible que este Gobierno gobierne? Quizás solo nos queda que, también en esto, se gobierne desde Bruselas para poder aspirar a un futuro sostenible.

¿Es posible una política energética europea común?

Es posible si se considera necesaria para los fines de la UE, que lo es , con más razones que la Política Agrícola Común, de la PAC a la PEC, ya que  implicaría una modificación del Tratado de Lisboa. Puede ser uno de los temas para el debate que se avecina de cara a las elecciones al Parlamento Europeo. Así lo ha planteado la Fundación Renovables, abogando, en todo caso, por una mayor comunitarización de la política energética. No hay que olvidar que para avanzar en una Política Energética Común serían necesarios recursos comunitarios, que solo podrían conseguirse mediante impuestos comunitarios en materia energética, como de hecho ha propuesto la Comisión Europea, todo lo cual  lo cual sería un gran paso hacia mas Europa ,con fiscalidad propia,  y otra Europa, con la Sostenibilidad Energética y la Autosuficiencia como elemento vertebrador, que lo fue en sus orígenes,  innovador y para atajar su vulnerabilidad energética que es una debilidad geopolítica como muestra la crisis de Crimea.

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