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Gas No es Solución denuncia: “El PNIEC sigue sin poner fin al gas fósil”

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La red Gas No Es Solución valora negativamente la falta de ambición por parte del Gobierno con respecto a los objetivos de reducción de consumo de gas.

“La dependencia del gas es un obstáculo para ponerle freno a la crisis climática», declaran desde la organización.

Madrid, 14 de septiembre de 2023 – Las organizaciones pertenecientes a la red Gas No Es Solución han valorado la actualización del PNIEC, recientemente publicada por el Ministerio de Transición Ecológica. La opacidad mostrada y la falta de participación de entidades sociales y del tercer sector condenan, de acuerdo con la organización, al reglamento a adolecer de los mismos fallos que tenía antes de su actualización. “No es solo la falta de ambición climática en general,” declaran desde la red, “es la falta de escucha a la sociedad civil, y la insistencia en depender de un recurso fósil y dañino como es el gas.”

Según analistas de la red, el papel que se le da al gas sigue siendo demasiado preponderante, sin poner una fecha al fin de su utilización en los diferentes sectores. Por otra parte, añaden, el PNIEC también otorga un papel excesivo a las falsas soluciones, como son el biometano y el hidrógeno renovable, que si bien tienen cabida en la transición ecológica, su nicho tiene que ajustarse a las posibilidades reales de su producción de forma sostenible.

Dentro de esta valoración, la red destaca los siguientes puntos críticos a redefinir o mejorar durante el siguiente periodo de revisión, para que este plan ponga fin al gas y controle la expansión dentro de los límites ecológicos del hidrógeno verde y del biometano:

  • En 2030 seguimos enganchados al gas. La generación eléctrica con gas natural de los ciclos combinados se mantiene estable en cuanto a potencia instalada, con una gran reducción en generación de 33 TWh respecto al PNIEC del 2021, generando solo 17,6 TWh en 2030. Es decir no se cierra ninguna central de gas pero se usan menos. No obstante, las medidas incluidas en el Plan referentes al gas fósil se orientan en todo caso a reforzar el papel del sector mediante el fomento de nuevas inversiones, dependencias, infraestructura e intereses en torno al combustible fósil; sin hacer una apuesta firme para su abandono. Desde los sectores gasistas reivindican un mercado de capacidad, es decir seguir cobrando por tener las plantas como respaldo del sistema, algo fuera de toda lógica ya que esos mercados deben apostar por la gestión de la demanda, agregada y con participación ciudadana, y no para extender la vida de un combustible que debe de salir de nuestro sistema de producción de energía eléctrica antes de 2030.
  • En 2035 seguimos con el gas en casa. Entre las medidas destacadas para reducir la demanda de gas en los edificios, además de apostar por redes de calor y frío, bombas de calor y solar térmica para sustituir su consumo, no existe un plan específico, como demandamos, de eliminar las calderas y consumos de gas hogares antes de 2035. Además, no habría que destinar más recursos públicos a la promoción del modelo gasista, se debería prohibir específicamente la subvención de calderas de gas con fondos públicos, y habría que evaluar la necesidad presente y futura de nuevas infraestructuras de gas, así como el desmantelamiento de las redes conforme avanza la electrificación.
  • En 2030 seguimos enganchados al gas en la industria. La transición propuesta del Plan de transformar las actuales plantas de gas de cogeneración industrial con gas a sistemas similares pero de alta eficiencia mantiene nuestras dependencias fósiles en las siguientes décadas . El PNIEC prevé 3784 MW instalados en 2030 (de los 5274 MW de 2020) 1.200 MW nuevos de ellos de alta eficiencia. Las necesidades de calor industriales pueden cubrirse con electricidad, uso eficiente de energía solar térmica y uso limitado de biomasa e hidrógeno de origen renovable.
  • El biometano aumenta, venga de donde venga. El biometano es biogás depurado que se obtiene de la digestión de residuos orgánicos de depuradoras, vertederos, ganadería, agricultura e industria agroalimentaria. El biometano puede tener un uso razonable de cierre de ciclos ciclos energéticos y nutrientes orgánicos pero también conlleva el riesgo de fomentar industrias tan destructivas como las macrogranjas o la gestión desastrosa de los residuos sólidos urbanos. El objetivo de biometano se ha prácticamente duplicado, pasando de 241 a 440 MW de potencia instalada a 2030 y hasta 2,5 TWh de generación de electricidad (un 39% mayor a la proyección de 2021). Valoramos como un error grave apostar por el biometano como combustible para el transporte terrestre y marítimo siendo un retraso para la electrificación de las flotas y el impulso de la movilidad sostenible en todos sus ámbitos. La expansión de puntos de repostaje de gas para coches, autobuses, camiones y barcos supone una inversión que generará activos varados en poco tiempo y distraerá de las soluciones reales que deben implementarse. Además, pueden convertirse en la entrada del gas fósil mezclado con el biometano en el sector de la movilidad y el transporte.
  • El Hidrógeno Verde es la gran estrella. Los 11 GW de nueva potencia instalada de electrolizadores para 2030, que casi triplican la propuesta de la hoja de ruta del hidrógeno verde, es un objetivo que se puede poner en duda, tanto por ser una tecnología incipiente como por la dependencia tecnológica de electrolizadores que tiene España. Además, vemos necesario objetivos intermedios, un análisis de la demanda real de hidrógeno a corto y medio plazo, la clarificación de la electricidad renovable necesaria y sus precios aproximados, así como una clara jerarquía donde se priorice la generación de hidrógeno cercana a su el consumo, con plantas ad hoc o transmisión de electricidad. El actual Plan el Hidrogeno Verde no lo tratan como el bien escaso que es (y va a ser) ni protegen su rol exclusivo frente al empuje de la industria fósil que lo propone como solución para todo. Consideramos que se deben establecer criterios claros para su uso, limitando el mismo lo más posible a materia prima en industrias específicas, alternativa renovable para procesos de alta temperatura de la industria.
  • Prosigue el modelo energético concesional. La medida 4.12 insiste en la creación del H2med y el corredor ibérico del hidrógeno. El PNIEC debería abandonar la propuesta de continuidad del H2Med y rechazar la apuesta por el hidrógeno que Enagás ha explicitado con el objetivo de que España se convierta en un Hub de hidrógeno a nivel europeo. Las magnitudes que introduce ponen en riesgo el desarrollo de las renovables y la transición ecológica, ya que supondrían un incremento de más de 40 GW en un desarrollo como el actual, territorialmente estresado. Plantearse megaproyectos sin la certeza de que serán operativamente utilizados es un error que puede acabar convirtiendo el hidroducto en una infraestructura fallida, algo, desgraciadamente, muy habitual en el modelo concesional español. Además, su puesta en marcha es la coartada necesaria para el mantenimiento de la apuesta nuclear de Francia, que está intentando a toda costa que la energía nuclear reciba el mismo trato que las renovables. De producirse, el hidrógeno supuestamente verde transportado por el H2Med sería indistinguible entre su componente renovable y su componente nuclear.
  • Sobre la medida 3.1 Plan +Seguridad Energética, la red considera adecuadas medidas como el ahorro y el aumento de la eficiencia energética, junto a medidas estructurales para reducir el consumo energético y especialmente medidas enfocadas a reducir, eliminar o sustituir el uso de los combustibles. Sin embargo, el Plan +Seguridad Energética contiene una serie de medidas que van directamente en contra de los objetivos de la transición ecológica y energética, como es el caso de la apertura de la Regasificadora de El Musel como punto logístico de GNL para Europa.

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