Pasados dos años desde la aplicación de la Tarifa de Último Recurso, por fin la CNE acaba de anunciar que dispone de elementos para investigar el carácter inflacionista de las subastas que, cada trimestre, fijan el precio del recibo de la luz.
El resultado de esas subastas desde 2009 es ”escandaloso” y siempre han elevado el precio de la luz reconociendo costes superiores a los reales con beneficios de más de 1.100 M€ que paga, como no, el consumidor.
El artículo “Lo que no sabes de tu factura eléctrica” de Jorge Morales de Labra, de obligada lectura, es revelador de un hecho que pese a ser conocido y afectar directamente a las subidas de la luz, ha necesitado dos años para que el regulador se decida a investigar.
Ha querido el azar que esta investigación coincida con el asalto que PEMEX y SACYR han iniciado sobre REPSOL y GAS NATURAL y sobre el que la CNE deberá pronunciarse; pero de momento, solo se conoce la opinión del Ministro de Industria que considera que esto no va con ellos, que es un lio entre empresas y entre ellas lo resolverán. Contrasta esta inhibición con la bronca que hay montada en Méjico donde la Constitución impide que empresas extranjeras entren en la gestión de sus recursos petrolíferos y ya han pedido la cabeza del Presidente de PEMEX.
Y mientras la CNE se define, Gobierno y oposición callan.
Es la prueba del algodón para la CNE. La Comisión Nacional de la Competencia en estos últimos años ha tenido la valentía de denunciar y multar la falta de competencia y la manipulación de precios en la distribución de la luz, el gas y los carburantes en perjuicio de los consumidores y en esa denuncia no ha contado con ningún apoyo, ni siquiera con el de la CNE.
Ahora toca ver de qué es capaz la CNE en la defensa de los intereses de los consumidores que pagan el recibo de la luz, inflado con las subastas de la CESUR y la conformación de precios del pool, y en la defensa de la seguridad de suministro.
En pocos años nuestro sistema energético ha perdido independencia y soberanía con el beneplácito de los gobiernos, de la mayoría de la clase política y de los reguladores. Endesa es del Gobierno de Italia, Hidrocantábrico de Portugal, Viesgo de Eon, el mes pasado CEPSA de Abu Dhabi, ahora Repsol es el objetivo de Méjico y a la espera quedan Gas Natural, afectada por lo que pase con Repsol, e Iberdrola con lo que quiera hacer de ella ACS.
Mientras tanto, la falta de transparencia y la falta de competencia, que ningún gobierno ni regulador ha querido corregir, garantizan la inexorable subida de precios y un mercado cautivo que es la base que permite este permanente bazar energético de operaciones corporativas y de compra venta de activos en que se ha convertido el sistema energético español.
Si a todo ello se añade el freno impuesto a las renovables, que son las únicas fuentes que no importamos, y garantizar así un mix basado en el carbón, el gas y la nuclear para los próximos diez años, tenemos todos los ingredientes para avanzar paso a paso hacia otra crisis en la que
semejante pérdida de independencia energética nacional convertirá la seguridad de suministro y los impactos del cambio climático en un gran problema económico y social.
Pero no solo es la prueba del algodón para la CNE sino también para los partidos políticos que aspiran a gobernar España, porque es el momento de conocer y saber lo que piensan y lo que van a hacer.