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La UE en la encrucijada: La Unión Energética

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El deseable escenario 2050 en materia de cambio climático viene marcado por el Acuerdo de París y el objetivo de limitar el incremento de temperatura a menos de 1,5ºC (el obligado es 2ºC) para final de siglo, lo que implicaría la casi total descarbonización de la economía en los países desarrollados para 2050 y, para el resto, en 2100 como muy tarde.

Tal descarbonización solo puede alcanzarse con una desenergizacion y desmaterialización sustancial de la economía, o sea con una mayor sostenibilidad de nuestros modelos de producción y consumo.

A la Unión Europea no le ha faltado ni propósito político ni visión a medio y largo plazo para contribuir a este escenario deseable, tal y como muestran los escenarios más ambiciosos propuestos a nivel comunitario para 2050, como alcanzar más de un 95% de reducción de las Emisiones de Gases de Efecto Invernadero (EGEI).

Pero, lo que si le está faltando a la UE en estos momentos es sentido de la dirección y liderazgo político para fijar en el futuro más próximo (horizonte 2030) objetivos ambiciosos y comprometidos, coherentes con el escenario 2050.

Lo que si le está faltando a la UE en estos momentos es sentido de la dirección y liderazgo político para fijar en el futuro más próximo (horizonte 2030) objetivos ambiciosos y comprometidos

Una muestra evidente de esta falta de ambición es la propuesta de la Comisión Europea en el llamado paquete 2030 de un 40% de reducción en EGEI sobre 1990, un incremento en la eficiencia energética del 27% sobre 2015 y una participación de las renovables del 27% en la energía final, objetivos insuficientes además de no vinculantes.

Cada vez ocurre esto con más frecuencia en la UE. Los objetivos a medio y largo plazo se acuerdan fácilmente, ya que los sectores económicos, muchos especuladores y cortoplacistas, no se ven tan afectados. Sin embargo, no ocurre así con los más cercanos, que generan más resistencia en los gobiernos de los Estados Miembro, muy sensibles a las presiones de sectores de la economía fósil (carbón, petróleo, gas), nuclear y electricidad.

El resultado, por tanto, es que las propuestas de la Comisión, que es el órgano ejecutivo de la UE con capacidad de iniciativa y que se supone independiente del Consejo, son cada vez menos ambiciosas.

En este caso, el Parlamento afortunadamente está elevando la ambición de las propuestas de la CE en las ponencias que se están acordando de cara a revisar las distintas Directivas que forman parte del llamado Paquete de Invierno Energía Limpia para todos. En ellas se pide unos objetivos vinculantes de participación de las renovables en la energía final del 35% y un objetivo de eficiencia energética del 40%, en vez del 27% que establece la Comisión para ambos. Con ello se conseguiría elevar el objetivo vinculante de reducción de emisiones, EGEI, del 40% actual a más del 45%.

El resultado, por tanto, es que las propuestas de la Comisión, que es el órgano ejecutivo de la UE con capacidad de iniciativa y que se supone independiente del Consejo, son cada vez menos ambiciosas.

Dado que estas Directivas están sometidas al procedimiento de codecisión entre el Consejo y el Parlamento Europeo, lo máximo que podría pasar es que se modificaran los objetivos para 2030 en el sentido reclamado por el Parlamento. Esto supondría un avance aunque insuficiente si queremos lograr el escenario 2050 y que la UE se erija como líder en la mitigación del Cambio Climático (CC) y en sostenibilidad energética.

A estos desafíos va indisolublemente unido el de revitalizar el proyecto de la UE y en esta encrucijada, una respuesta adecuada al desafío energético es clave. Si la energía cambia todo puede cambiar y, en consecuencia, también lo hará la UE.

¿Y cómo podría cambiar la Energía en la UE? En primer lugar, consiguiendo que el escenario y objetivos que se acuerden para 2030 estén a la altura de las Hojas de Ruta 2050. Los objetivos planteados por el Parlamento Europeo deben considerarse de mínimos.

Los requeridos para estar a la altura de lo esperado de la UE ahora y para 2050 estarían en línea de los que han planteado desde la Fundación Renovables

Los requeridos para estar a la altura de lo esperado de la UE ahora y para 2050 estarían en línea de los que han planteado desde la Fundación Renovables (FR). En su documento de Propuestas energéticas europeas para las Elecciones al Parlamento Europeo “Energía. Un desafío para el nuevo Parlamento Europeo” ya exigía una mejora en eficiencia energética superior al 45% sobre 2005, en participación de renovables más del 50% en la energía final y del 80% en la generación eléctrica, con generalización de las renovables y en una parte sustancial en generación distribuida, y en reducción de Emisiones, EGEI, más del 55% sobre 1990.

En segundo lugar, incorporando al proyecto de Unión Energética una política energética ambiciosa, elevándola al rango de Política Común de la UE –Política Común Energética (PCE)-, como ya pedía en 2014 la FR en el documento citado y sobre el que hay que volver a insistir en la actualidad.

Desde la Fundación Renovables se consideraba en 2014, y ahora con más razones, que es imprescindible una mayor comunitarización de la política energética con más competencias de la UE en el sector energético y con recursos comunitarios adicionales.

Es imprescindible una mayor comunitarización de la política energética con más competencias de la UE en el sector energético y con recursos comunitarios adicionales

También proponía que éstos vinieran de una fiscalidad comunitaria que dotara de más sentido a la UE y a la tan cacareada como necesaria armonización fiscal: “Tasas o impuestos comunitarios finalistas sobre la energía que además de su finalidad recaudatoria para financiar la PEC sirvieran también para orientar la política energética desincentivando aspectos gravosos del sistema energético que se quieren frenar con tasas o impuestos sobre el consumo en general -carburantes, electricidad…- y en particular de fuentes no renovables, emisiones contaminantes y en particular de EGEI/CO2,– que podría sustituir o complementar el fallido sistema de comercio de emisiones, e incentivos para lo que se quiere promover, ahorro y eficiencia energética, renovables, etcétera”.

Resumen del artículo publicado Domingo Jiménez Beltrán, patrono de la Fundación Renovables, en la revista de Movimiento por la Paz nº128

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