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La Fundación Renovables propone el diseño de una nueva tarifa eléctrica que considere la electricidad como un bien de primera necesidad

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El diseño que propone se basa en una tarifa monómica y progresiva, ajena a los costes políticos y en función de la energía consumida y no de la retribución a las inversiones

La digitalización nos debe hacer avanzar en la adaptación del modelo oferta/demanda entre consumidores y productores

Plantea la rebaja permanente de la presión impositiva de la electricidad, al ser la base de la transición energética, para poder competir en costes con tecnologías más contaminantes

 

Madrid. Martes, 22 de octubre de 2021. La Fundación Renovables ha publicado sus nuevas propuestas a la consulta pública previa del MITERD relativa a la modificación del Precio Voluntario al Pequeño Consumidor (PVPC). El documento analiza la problemática actual de los precios desde la estructura de la tarifa, con el principal objetivo de que el precio de la electricidad responda al “pago por uso”, siendo transparente con los costes que la originan. La tarifa que presentamos está configurada de manera monómica y progresiva, definida en función de la energía eléctrica consumida y estableciendo una pequeña partida fija menor a la actual.

La Fundación no considera que la consulta pública deba estar centrada solo en intentar paliar el mal funcionamiento del sistema de fijación de precios del mercado mayorista, al incluir elementos que amortigüen la volatilidad de su funcionamiento. Esto se debe a que históricamente se ha demostrado que la tarifa regulada ha sido más barata y estable que toda la oferta del mercado liberalizado, más allá de la campaña mediática actual en contra del PVPC. Conjuntamente, debemos replantearnos si el papel de las grandes eléctricas, propietarias de la red de distribución, es el adecuado como Comercializadoras de Referencia, por su posición de dominio e integración vertical en toda la cadena de valor.

El diseño de la tarifa propuesto debe avanzar hacia su consideración monómica, para que los costes fijos se transformen en variables, cobrando por la energía gestionada y no por la retribución a las inversiones realizadas hace años. Esto permitiría que el coste transferido al consumidor sea más transparente y reducido, habilitando una señal precio que refleje los costes reales. Además, posibilitaría evitar las distorsiones actuales que generan que el precio sea marginalmente decreciente con el consumo de electricidad, reducir la eficacia de la eficiencia y la opacidad por el establecimiento de retribución como costes fijos.

Por otro lado, la tarifa debería ser progresiva ya que el traslado de los costes necesita reflejar que consumir por encima de estándares preestablecidos tiene consecuencias económicas. Para el segmento doméstico, establecemos los siguientes tramos: consumo mínimo vital, con una potencia mínima de 2,3 kW, un consumo de los primeros 1.500 kWh gratuitos, estableciendo parámetros según la composición familiar y un IVA al 4%, tramo que se convierte en gratuito al crear una nueva tarifa social para los colectivos más vulnerables y en riesgo de exclusión. Consumo normalizado, con la señal precio a cobrar según el propio sistema con reglas de transparencia. Consumo penalizado para valores por encima del nivel anterior, estableciéndose un coeficiente de mayoración, fijo o progresivo, del precio de la electricidad consumida en este tramo.

Conjuntamente, es necesario avanzar en la implementación de un modelo de gestión y actuación horario de modo que el consumidor comience a identificar y actuar en función del precio de su consumo por horas. Esta señal debe ser paulatina y exigente para que las comercializadoras empiecen a incorporar las necesarias funcionalidades para la gestión horaria del consumo y de la oferta de energía. La apuesta por la digitalización, en plena expansión, debe ir adaptándose a un nuevo modelo de oferta y demanda entre los consumidores y los productores. Además, abogamos por el desarrollo de nuevos modelos de relación, bajo el amparo de las Directivas europeas: comunidades energéticas, agregadores y gestores de demanda y plataformas online para intercambio de energía entre autoconsumidores y avanzar en la figura del consumidor único.

Desde la Fundación Renovables siempre hemos demandado que el pago por uso debe ser la principal consideración para ejercer una limpieza de la tarifa eléctrica y de los costes regulados contenidas en ella. Bajo este concepto, las partidas fijadas para la retribución de las inversiones de la distribución y el transporte de electricidad (38% de los costes regulados) deberían aplicarse en función del servicio prestado, abriendo la posibilidad a que estas actividades las asuman los contribuyentes y no los consumidores.

También, planteamos la posibilidad de que la cuota fijada para amortizar el déficit de tarifa (un 15% de los costes regulados) pueda extender su plazo de amortización hasta el límite de 2034 que la regulación permite o de que se incluya de forma parcial en el FNSSE (que ya contiene un 41% de los costes regulados). Asimismo, los costes extra peninsulares (6% de los costes regulados) deberían sacarse de la tarifa a los Presupuestos Generales del Estado (PGE) y es innecesario mantener los cargos por interrumpibilidad.

Como siempre hemos manifestado, consideramos que el precio de la electricidad debe perder el afán recaudatorio que tiene actualmente y siempre ha tenido. Por ejemplo, si comparamos los impuestos que soportaron los consumidores eléctricos en 2019, fueron un 50% más que el coste de la electricidad en el mercado mayorista. En este sentido, proponemos rebajar de forma permanente el IVA al 10%, un tipo superreducido para el tramo de tarifa social y aplicar el impuesto de generación del 7% a las energías que son contaminantes.

Por supuesto, plateamos que el origen de toda la energía eléctrica que se suministre desde la tarifa regulada sea obligatoriamente 100% de origen renovable. Con ello se favorecería tanto la transición energética como que los consumidores que no hayan optado por pasar al mercado tengan la confirmación de este distintivo de sostenibilidad.

La necesidad de electrificar la política energética de nuestro país es una tarea prácticamente imposible si el precio de la electricidad continua bajos los parámetros de fijación actuales, no siendo competitivo, por causas regulatorias, respecto a otras energías más contaminantes que debe sustituir.

 

Accede al documento completo aquí.

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